Los obispos de Ruanda: " la victoria de Cristo es también la nuestra"
Tiziana Campisi-Ciudad del Vaticano
“Jesucristo resucitado está presente entre nosotros, en nuestra historia y quiere darnos una nueva vida. Él nos ayuda a superar todas las pruebas": así lo escribió la Conferencia Episcopal de Rwanda en su mensaje de Pascua, subrayando que si en este tiempo de Covid-19 la tentación es desanimarse, tomar a la ligera las directrices para afrontar la pandemia o permanecer indiferente, es necesario reflexionar sobre el hecho de que la victoria de Cristo es también la nuestra.
Así que para los prelados "este período debe estar caracterizado por la oración y la comunión". "Debemos poner todo en las manos de Dios (...) es necesario volver nuestro corazón a Él, rezando por nosotros mismos, por el mundo y por las dificultades que estamos experimentando", dicen. La Conferencia Episcopal también exhorta a los fieles a rezar por la curación de los enfermos, por las autoridades civiles y por los médicos y profesionales de la salud, pero sobre todo les invita a cuidar de los pobres y necesitados.
Cáritas, diócesis y parroquias de todo el país se han movilizado para ofrecer ayuda a los pobres. "Una de las lecciones que hay que aprender en este momento crucial es saber cuidar de los demás, renunciar al individualismo y ser como Jesucristo - dicen los obispos - Que su vida nos inspire para que cada uno se dedique a su casa, a su familia, a su Iglesia, a su país".
Los prelados también destacan que, en este momento de crisis causada por el coronavirus, es necesario ser consciente de las consecuencias de la propia conducta, que puede matar o salvar, y por esta razón nos invitan a observar las directrices dispuestas para hacer frente a la emergencia: a menudo lavarse las manos, mantener la distancia, quedarse en casa saliendo sólo por extrema necesidad. "Es hora de comprender que compartimos el mismo destino: muerte o vida - continúa el mensaje de la Conferencia Episcopal -. Todos somos hermanos y hermanas y juntos tenemos el deber de ser solidarios para superar el mal, venga de donde venga". Por último, recordando la conmemoración de la semana pasada del genocidio perpetrado contra los tutsis en 1994, los obispos, señalando que "Jesucristo se sacrificó por todos nosotros sin distinguir entre los pecadores y los justos", exhortan a los afectados por la horrible masacre a que les den consuelo y apoyo para que puedan perdonar y tener piedad, y a que ayuden a pedir perdón a los que se han manchado para que haya paz en todo el país.
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