Parroquias de Lima: la concreción del Evangelio en la ayuda solidaria
En este tiempo de pandemia los feligreses, sacerdotes y religiosas han permanecido en primera línea en Lima, Perú: tal como se informa en el sitio web de la Arquidiócesis, las parroquias “vienen ejecutando acciones de ayuda solidaria a través de la organización de sus comunidades laicales, contemplando también a otros grupos humanos, muchas veces ‘invisibilizados’ por la sociedad, como las familias inmigrantes o las personas transexuales”.
La nota da cuenta de la labor de diversas parroquias: por ejemplo, la de San Miguel Arcángel ayuda a más de 400 familias vulnerables y apoyo económico a inmigrantes. La organización se llevó a cabo en primer lugar armando los padrones con la señalación de las familias más vulnerables, que lamentablemente fueron incrementándose “debido a la necesidad de las familias que perdieron sus fuentes de ingresos y no pudieron cumplir con el pago de los alquileres”.
La parroquia ha extendido su ayuda a los inmigrantes, proveyendo además de alimentos, ayuda para el pago de alquiler de los cuartos donde viven. Junto con los Misioneros Claretianos de España y de Perú se lleva a cabo proyecto de ayuda humanitaria a personas transexuales en el Centro de Lima: “han sido apoyadas 123 personas, ello se enmarca en un proyecto amplio de dignificación de sus vidas”.
Por su parte la Parroquia Santa Magdalena Sofía Barat, “se organizó para ayudar a la comunidad con víveres y entrega de mascarillas gracias a las donaciones espontáneas de algunos vecinos del barrio, la asistencia voluntaria de los jóvenes del CAPU y Cáritas Lima”, mientras que el Banco de Alimentos” viene entregando productos que se destinan a las cuatro cunas que debieron cerrar sus puertas debido al aislamiento social obligatorio”.
El padre Arturo Alcos Pacheco, señala la importante dimensión del Evangelio en esta labor solidaria: “el Evangelio – afirma – no puede anunciar solamente la parte espiritual, también debe ir acompañado con una persona concreta que vive una situación difícil. “La Iglesia debe tener una presencia solidaria y responsable, debe ser sensible al sufrimiento y solidaria con los que no tienen”.
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