Obispos de Venezuela: necesaria concertación y acuerdo nacional inclusivo
Alina Tufani – Vatican News
“Nuestro pueblo, todo, sin distinción, está inmerso en una cadena de calamidades”. Esta afirmación aparece plantada como una espada en medio del mensaje que los arzobispos y obispos de Venezuela dirigen al país en una exhortación casi exasperada por la impotencia: “Escuchamos en medio de la cuarentena social un inmenso clamor que sube al cielo ante el desamparo de millones de hombres y mujeres sin recursos económicos, sin comida, sin medicinas, sin trabajo, sin servicios adecuados de electricidad, agua, transporte, gas doméstico y combustible”
Diez puntos componen el documento que lleva por título “Se oye una voz de alguien que llora amargamente’ (Jer. 31,15) y que tiene como fin llamar, por enésima vez, a una concertación y un acuerdo nacional inclusivo que acabe con el sufrimiento que padece la inmensa mayoría de los venezolanos y que los obispos califican de “moralmente intolerable”. “Venezuela no podrá salir de esta situación, si el pueblo todo no interpela definitivamente a las autoridades y al conjunto del liderazgo político, social y cultural, y se declara en emergencia nacional” – advierte el episcopado.
“Es inaceptable –se lee en el mensaje - que continúe la situación que vivimos. Ya ha quedado atrás el tiempo de las palabras: debemos comprender no solo los síntomas, sino sus causas económicas, políticas y sociales; no debemos reducirnos a aliviar los efectos, sino acompañar y alentar los procesos para que se den las transformaciones y los cambios necesarios a nivel político, social y económico”
Y no se trata, según los obispos, de una consecuencia de la emergencia sanitaria que ha golpeado al mundo entero con la pandemia de Covid-19, sino más bien los estragos causados por los graves problemas económicos, sociales y políticos que se intensifican. “La presencia de la pandemia – constata el documento - no ha hecho sino poner en evidencia las múltiples carencias que sufre el pueblo y la incapacidad de dar respuestas adecuadas a ellas, más allá de soluciones parciales, necesarias, pero insuficientes, pues los males hay que arrancarlos de raíz”.
“Económicamente vemos al país a la deriva” afirman los obispos al explicar que como consecuencia de las medidas de contención de la pandemia, la merma de la capacidad de producción y distribución de bienes se ha agravado, a tal punto, que empresas y comercios, ya debilitados, han cerrado sus puertas y dejado a miles de personas sin empleo. Lo mismo ha ocurrido con los trabajadores de la economía informal, que son la mayoría, con el aislamiento social. “El país está cerca de una quiebra económica de grandes proporciones”, advierten.
Un malestar generalizado que según el episcopado se ha pretendido ahogar con la violencia y la represión por parte los cuerpos de seguridad del Estado ante cualquier manifestación de disenso o protesta legítima. Las violaciones de los derechos humanos están a la orden del día e incluye, denuncian los obispos, “el hostigamiento a algunos líderes comunitarios, periodistas y médicos, e incluso la persecución y el encarcelamiento, sin el debido proceso, de algunos activistas políticos”.
“No se puede administrar la crisis solo como un arma de control social y político”, denuncian los obispos que si bien reconocen que la ciudadanía ha respondido con un comportamiento cívico, acatando la cuarentena y medidas sanitarias, consideran urgente que el gobierno elabore una “hoja de ruta de levantamiento de la cuarentena” que incluya la facilitación de la movilización de los trabajadores, la reactivación de la economía y del comercio y “la apertura progresiva de los templos para las celebraciones litúrgicas, en el respeto a las normas sanitarias que aconseje la emergencia”.
“No es eliminando al que piensa diferente que se saldrá de esta crisis” – dicen los obispos y llaman a buscar soluciones concertadas entre todos los factores políticos y a las distintas instituciones. “Lo más urgente a la vista de la inmensa catástrofe nacional, material, institucional y social que padecemos es una acción moral de gran calado, una sacudida ética y una convergencia político-social que nos encauce hacia el gran deseo común: un cambio fundamental que, partiendo de las necesidades y deseos del pueblo mayoritariamente sufriente, violentado en su dignidad y derechos, asuma en ejercicio de su soberanía el protagonismo de su propio destino de justicia, libertad y paz, todo esto enmarcado en el respeto a los derechos humanos y a la justa institucionalidad”.
El episcopado exhorta a todos a crear un clima espiritual y liderazgos renovados a superar la corrupción y el fraccionalismo, a inspirar y movilizar los ánimos y el trabajo creativo de todos. Poniendo como ejemplo al venerable Doctor José Gregorio Hernández, hombre, médico y cristiano comprometido con su pueblo próximo a su beatificación, los obispos concluyen encomendando al pueblo venezolano a su patrona, la Virgen de Coromoto.
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