Venezuela. Pastoral de laicos: escuchar a Dios en los tiempos difíciles
Ciudad del Vaticano
El mensaje plantea el conocimiento que la Comisión tiene de la realidad que vive el pueblo venezolano: “Sabemos lo que está padeciendo nuestro pueblo, pues somos parte de él y también sufrimos en carne propia los embates de los difíciles tiempos que estamos transitando. Es por ello que queremos compartir algunas reflexiones con todos los ámbitos de nuestra sociedad, todos hijos del mismo Padre”.
Los tiempos difíciles, un medio para el aprendizaje
Los obispos plantean un elemento fundamental que enseña vivir en medio de la dificultad: “Los tiempos difíciles pueden ser un medio para el aprendizaje y la escucha de Dios, tanto personal como comunitaria. Las grandes tormentas de la vida suelen llevarnos a la deriva. Nos hacen perder de vista el horizonte y con ello, nuestras metas, olvidándonos de hacia dónde nos dirigimos. Dejamos de lado nuestros valores y nos desviamos hacia donde nos mueven las olas. Soltamos la brújula y perdemos el rumbo. Las fuertes corrientes desaniman tanto, que terminamos preguntándonos, si vale la pena luchar, y muchas veces se acaba dejándonos arrastrar por ellas (Hch. 27, 13-44)”.
¿Acaso Dios nos ha fallado alguna vez?
Los prelados se plantean esta pregunta y la responden: “No. Y tampoco lo hará ahora. (Hch. 27,23-26). Él nos acompañará y caminará a nuestro lado hasta salir de la crisis; por lo tanto, es hora de hacer todo lo contrario a lo que hicieron los marineros que viajaban hacia Roma junto a Pablo, cuando aquel barco naufragó en medio de una muy fuerte tormenta, arrastrado a la deriva: muchos se bajaron del barco, lanzándose al mar, cortaron las amarras perdiendo las anclas y lo que les habría dado estabilidad, tiraron sus provisiones de comida por la borda, muchos perdieron la esperanza junto a las fuerzas e incluso pensaron en dar muerte a los más excluidos para aligerar las cargas”.
Lo último que perdemos es la esperanza
El mensaje recuerda que la última luz que se apaga en el corazón del hombre es la esperanza, que no es otra cosa que una fe confiada y centrada en Dios. Al invitar a trabajar con ahínco y de buena gana, la Comisión de laicos agradece y comparte especialmente los esfuerzos, sacrificios y penurias de los médicos, enfermeros(as), personal administrativo y sanitario, funcionarios del orden público, transportistas, bomberos y funcionarios de Defensa Civil (funcionarios y voluntarios) y personal del ámbito alimentario.
Con un llamado a aferrarse a las promesas de Dios, a no dudar de sus planes y propósitos, sino a sostenerse en ellos con más fuerza. El episcopado llama a los laicos a orar sin cesar y a pedir a María de Coromoto, patrona de los venezolanos que los acompañe en el camino hacia su Hijo Jesús y que sea "inspiración de la transformación que Venezuela necesita en la riqueza más grande que posee: su pueblo”.
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