El Celam anima el servicio y testimonio de Vírgenes consagradas del continente
Anna Poce – Ciudad del Vaticano
“Deseo animar a cada una de ustedes a que sigan viviendo su consagración al servicio de Dios y de la Iglesia, ayudando con su testimonio y acción en las tareas de evangelización en cada una de las diócesis a las que pertenecen”. Fueron palabras el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano, Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, en un mensaje de video, difundido en el sitio internet del Episcopado, con motivo del 50 aniversario del Ordo Virginum. La Sagrada Congregación para el Culto Divino, por mandato de Pablo VI, promulgó el rito de consagración que marcó el renacimiento de la antigua orden de las vírgenes el 31 de mayo de 1970.
Este rito de consagración marcó el renacimiento de la antigua orden de las vírgenes; una de las vocaciones más antiguas en la historia de la Iglesia y cuyo carisma es el servicio como esposas y madres para los hermanos desde la oración y la acción. Es una consagración para vivir en el mundo y servir a la Iglesia desde diversos ámbitos y profesiones.
Las vírgenes consagradas son mujeres que viven solas o con su familia, tienen independencia económica y el firme deseo de pertenecer a Cristo. Por eso, son en gran medida autónomas para establecer su régimen de vida, cumpliendo con las tareas que exige esta misión. Como parte de su vocación oran por la Iglesia particular a través de la liturgia de las horas y están a disposición de los Obispos para adelantar tareas específicas. En el mundo se encargan de hacer presente a Cristo en todos los escenarios de la experiencia personal y profesional; dando testimonio con una vida modesta y una actitud de auténtica alegría que permite constatar que Jesús está realmente con nosotros y cumple su promesa de acompañarnos hasta el final de los tiempos.
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