Irlanda. Monseñor Leahy: la pandemia nos enseñó que la familia es Iglesia
Roberta Barbi-Ciudad del Vaticano
La mala experiencia del encierro por la pandemia de Covid-19 "nos enseñó que la familia es Iglesia". Así, el obispo de Limerick, monseñor Brendan Leahy transmite la enseñanza positiva que ha sacado de estos meses de aislamiento que han "transformado nuestros pensamientos más que nunca, dirigiéndolos a nuestros seres queridos".
Este tipo de balance sobre la vida de los últimos meses, publicado en la página web del Episcopado, el prelado lo hizo durante la misa dominical de la fiesta del Corpus Christi que celebró en la catedral de Saint John, especificando sin embargo que "la familia no es un sustituto de la Iglesia, sino que está en el centro de la Iglesia". No importa que no haya una familia perfecta, la familia sigue siendo un lugar sagrado donde el amor florece más que cualquier otra cosa. También es el lugar donde Jesús está presente a través del amor que nos tenemos los unos a los otros".
Hacia una nueva normalidad
"Ahora que empezamos a volver a la normalidad, una nueva normalidad, que incluye la reanudación de la celebración pública de los sacramentos, sería una pena que olvidáramos el mensaje que hemos recibido en este tiempo - continúa el obispo - la familia es la prioridad. No es una Iglesia "B", no estamos diciendo que la familia sea iglesia porque los edificios de la iglesia estén cerrados, pero la familia siempre es iglesia. Tratemos de recordar eso".
Pero Monseñor Leahy no niega que lo que acaba de pasar también fue un período difícil para muchas familias: "Durante la crisis no fue fácil", admitió, "pero la mayoría de las familias hicieron enormes esfuerzos para que las cosas salieran lo mejor posible". Hubo una separación muy difícil: los padres mayores de sus hijos e hijas, sus nietos y hermanos y hermanas, incluso entre sí. Este hecho, que ya sería difícil en el mejor de los casos, se vuelve incluso terrible en el peor de los casos, ya que esta desconexión se produce en algunos momentos mientras algunos exhalan su último aliento en un desesperado estado de aislamiento, excepto por la cuidadosa compañía de los trabajadores sanitarios de primera línea. Estos son, en cambio, los peores recuerdos que nos llevaremos de la pandemia de Covid-19".
Una palabra de aliento
Hablando de aflojar las restricciones, el obispo Leahy dijo que aunque se está avanzando hacia la normalidad, el consejo sigue siendo el de quedarse en casa el mayor tiempo posible: "Me gustaría ofrecer una palabra de aliento a los mayores de 70 años y con algunos problemas de salud anteriores al Covid19". Tampoco ha sido un momento fácil para ellos; es bueno que haya una relajación de las restricciones, para los ancianos, que pueden volver a recibir visitas en casa aunque no sean más de seis personas a la vez".
Finalmente, el obispo Leahy también agradeció a todas las familias de la diócesis que han inscrito a sus hijos en el catecismo para la Primera Comunión: "Llevará algún tiempo comprender cuándo pueden tener lugar las Primeras Comuniones. No creo que sea antes de mediados de agosto, si no es en septiembre. Y entonces será en pequeños grupos. Pero lo importante es que los niños se inscriban y puedan finalmente recibir a Jesús".
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