George Floyd. Monseñor DiNardo: "Las palabras no bastan, hay que actuar"
Anna Ponce-Ciudad del Vaticano
El Cardenal Daniel DiNardo, Arzobispo de Galveston-Houston, en un mensaje de video publicado ayer, día de la despedida de George Floyd, en su ciudad natal de Houston, Texas, recordó que en los EEUU, cuando se trata de tocar el tema del racismo, se tiene “una viga en el ojo”. “Esta, dijo el purpurado, es una realidad difícil pero necesaria de enfrentar. No podemos resolver un problema hasta que lo reconozcamos. Esto nos incluye como miembros de la Iglesia Católica".
La Iglesia ha fallado en el pasado
"En el pasado, los líderes de la Iglesia a menudo se abstuvieron de hablar cuando salieron a la luz actos de violencia racial u otras injusticias. Ya no."
"Ha habido muchas veces en que la Iglesia ha fallado en vivir como Cristo enseñó - amar a nuestros hermanos y hermanas" continúa Monseñor DiNardo, citando la carta pastoral contra el racismo "Abramos bien nuestros corazones" de la Conferencia Episcopal Católica de los Estados Unidos (USCCB). "Los actos de racismo han sido cometidos por líderes y miembros de la Iglesia Católica - por obispos, clérigos, religiosos y laicos - y sus instituciones. Por consiguiente", continúa, "todos debemos asumir la responsabilidad de corregir las injusticias del racismo y sanar el daño que ha causado.
Trabajando para combatir el racismo
Por esta razón, recuerda el purpurado, que desde 2018, la USCCB ha estado llevando a cabo sesiones de escucha y proporcionando material sobre el racismo a las diócesis y parroquias para que puedan tener conversaciones importantes sobre este mal. Su propia arquidiócesis, dice Monseñor DiNardo, está comprometida y trabaja en objetivos y metas, que esencialmente incluyen la superación del racismo.
Los que se exalten serán humillados y los que se consideren a sí mismos o se consideren superiores a los demás sustituirán su juicio por el del Señor, escribe el cardenal. Esto es un pecado contra Dios y la humanidad y debe terminar. Sin embargo -continúa-, no basta con las palabras, debemos actuar y todos tenemos la responsabilidad de corregir las injusticias y los daños que ha causado el racismo, sin recurrir a la violencia, como ha ocurrido en los últimos días con una minoría, que al hacerlo ha desviado la atención de la urgencia de las reformas.
"No puedo respirar" fueron las palabras de George Floyd antes de morir, y Eric Garner antes de él. "Sólo podemos volver a respirar correctamente", concluyó el Arzobispo de Galveston-Houston, "con la ayuda del Espíritu Santo, sólo cuando nuestro trabajo constante será el de eliminar el pecado del racismo de nuestra sociedad.
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