Perú: Castillo pidió una Iglesia más profética
Ciudad del Vaticano
Comentando el Evangelio del pasado domingo 12 de julio, Monseñor Castillo destacó que “para que nazca la esperanza necesitamos responder al clamor de esperanza de la gente sencilla, en donde la Palabra mora y necesita ser despertada”, por eso hace un llamado a ser “una Iglesia más profética, más anunciadora de la Palabra que nos ayuda a pensar y repensar nuestro país”.
Instituciones de costumbres
El arzobispo destacó que “en todos nosotros, en nuestro país también, y en esa época, el pueblo estaba poseído por una serie de ideas acerca de Dios, acerca de la religión, se habían habituado a ciertas costumbres, al cumplimiento de las normas y leyes rituales que los sacerdotes habían dispuesto”. De este modo, el corazón se ciega, se endurece y se cree que es la única forma de vivir, por lo que “se van arrastrando costumbres, se van haciendo instituciones de costumbres que después, se quedan y nos vuelven estériles” aseguró.
Una religión esteril destruye la humanidad
El prelado afirmó que “una religión estéril es una destrucción de la humanidad, porque la religión cristiana, la fe cristiana, es una relación viva con el Padre que nos ha mostrado Jesús, es un diálogo permanente, un discernimiento”, destacando que “todo no se arregla repitiendo los ritos, o creyendo que la religión es mágica y no quiere nuestra transformación”. Y agregó: “la reflexión es fundamental para el cristiano, para ver la realidad y enfrentarla”.
Al mismo tiempo, Monseñor Castillo advirtió sobre la práctica de un catolicismo y cristianismo frívolo “en donde lo que importa son las apariencias, los vestidos, los ropajes, y donde se olvida la capacidad de decidir, o se deciden cosas que no son convenientes y se distrae de lo fundamental”.
Una Iglesia pobre y sencilla
El primado del Perú reconoció: “Hay muchos problemas en la Iglesia respecto del sacerdocio que tenemos, porque nos hemos habituados a unas formas y maneras de ‘arriba para abajo’, cuando somos, en primer lugar, servidores”. Comprender el poder como servicio “implica renunciar a todo abuso, a toda zancadilla, a todo ese andamiaje que se organiza cuando se hacen intrigas”, afirmó.
Concluyó su predicación Monseñor Castillo haciendo una invitación a la Iglesia de Lima: “ufanémonos de ser una Iglesia pobre y sencilla, que eso nos va a llevar a la esperanza de toda nuestra sociedad.”
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