Ecuador. Cabrera: "frente a la corrupción estamos llamados a ser profetas"
Ciudad del Vaticano
Ayer jueves 30 de julio se realizó el Conversatorio online sobre “la Iglesia frente a la corrupción”, organizado por la Comisión Ecuatoriana de Justicia y Paz, SIGNIS Ecuador, SIGNIS América Latina y el Instituto de espiritualidad Santa Teresa del Niño Jesús. En el programa del Conversatorio estaba prevista la participación del Cardenal Baltazar Porras, Arzobispo Metropolitano de Mérida y Administrador Apostólico de la Arquidiócesis de Caracas (Venezuela), y Monseñor Luis Cabrera Herrera OFM, Arzobispo de Guayaquil y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Lamentablemente por dificultades técnicas el Cardenal Porras no ha podido participar del encuentro.
Gravedad de la corrupción
En su intervención, monseñor Luis Cabrera Herrera ha reconocido que “la corrupción ha copado nuestra atención, especialmente por la crisis sanitaria y económica, experimentando la gravedad de la corrupción en todas sus dimensiones, y sus dolorosas consecuencias”. El prelado, evidencio distintas reacciones frente a la corrupción: desde la indignación, la impotencia, la resignación o el conformismo. Sin embargo, “también se encuentran actitudes positivas y activas que se preguntan qué podemos hacer para frenar y eliminar la corrupción”. “No podemos quedarnos con los brazos cruzados frente a la corrupción” aseguró el arzobispo de Guayaquil.
Anuncio y denuncia
Monseñor Cabrera expresó que “estamos llamados a levantar una voz profética” frente a la corrupción que, al igual que los profetas bíblicos, debe ser anuncio y denuncia, dimensiones inseparables de la profecía. En su exposición recordó algunos profetas latinoamericanos que desde el tiempo de la conquista hasta la actualidad han levantado la voz en nombre de los más pobres, como San Óscar Romero.
Paciencia y discernimiento
A la luz de las parábolas del trigo y la cizaña, el prelado subrayó la importancia de “mantener la paciencia histórica basada en el respeto de la libertar de las personas y en la confianza de sus capacidades para levantarse de las peores circunstancias”, y el discernimiento para “aprender a distinguir y elegir entre el bien y el mal, lo justo y lo injusto, la verdad y la mentira”.
Ética y espiritualidad
Finalmente, monseñor Cabrera destacó la importancia de la ética y la espiritualidad en la lucha contra la corrupción, que siempre tienen que estar juntas, para no caer en una ética privada e individual o un espiritualismo individualista, desconectada de la vida cotidiana.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí