El Cardenal Nichols pide valor y perseverancia por el pueblo libanés
Lisa Zengarini – Ciudad del Vaticano
También la Iglesia Católica Británica está cerca en la oración de los habitantes de Beirut y de todo el pueblo libanés después de la explosión que devastó el corazón de la ciudad el pasado 4 de agosto. Así lo escribe el Cardenal Vincent Nichols, Presidente de la Conferencia Episcopal Británica y Galesa, en una carta enviada ayer al Patriarca de Antioquía de los maronitas, el Cardenal Béchara Boutros Raï. En su epístola el Purpurado afirma:
Al dirigir sus pensamientos a los fallecidos y a sus familias, a los heridos, y también a los que se quedaron sin hogar y perdieron todo, el Cardenal Nichols afirma que invoca a San Chárbel Makhlouf, también conocido como Sarbelio o como Youssef Antoun, quien fue un asceta y religioso maronita libanés:
Afrontar con la oración este desafío extraordinario
220 fallecidos y casi 7.000 heridos…
Mientras tanto, en El Líbano, donde el saldo se elevó ya a doscientos veinte fallecidos y casi siete mil heridos, la tensión sigue siendo alta. Después de los enfrentamientos callejeros que siguieron a la tragedia para protestar contra la corrupción endémica y los graves fallos de las autoridades libanesas, anoche el Primer Ministro, Hassan Diab, anunció por televisión la dimisión en bloque del Gobierno. La decisión, sin embargo, no satisface al movimiento de protesta que pide la dimisión de todos los líderes políticos del país que está cerca del colapso.
Preocupación del Papa Francisco
A la hora del Ángelus dominical del pasado 9 de agosto, el Papa Francisco dirigió una vez más sus pensamientos a El Líbano, expresando su preocupación por la "frágil coexistencia" entre los diversos componentes religiosos del país y afirmando que la catástrofe "llama a todos, comenzando por los libaneses, a trabajar juntos por el bien común". El Papa se dirigió a la Iglesia libanesa en particular, invitándola a "estar cerca de su pueblo" y pidiendo a los obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas que "vivan en la pobreza evangélica, sin lujos", porque "el pueblo sufre y sufre mucho".
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