Arzobispo de Lima: “Seamos signos de la gratuidad de Dios”
Ciudad del Vaticano
El domingo 20 de septiembre, XXV del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima, inició su homilía destacando las palabras del profeta Isaías (55, 6-9), quien nos recuerda que los caminos de Dios no son nuestros caminos:
Y con respecto al Evangelio del día según san Mateo (20,1-16), el Arzobispo señaló que este expresa la intención del Señor de enseñar a sus discípulos cómo es el Reino de los Cielos a través de parábolas: “a veces pensamos que el Reino es el cielo o algo para el futuro, nos olvidamos que el Reino de los Cielos lo ha revelado Dios para ser un anticipo de ello aquí en la tierra”.
Dios no está encerrado en sí mismo, es abierto
Es por ello, que Monseñor Castillo destacó que estamos llamados a seguir el camino, el aliento y la propuesta del Señor, que nos inspira para poder actuar aquí y ahora:
En esta búsqueda se encuentra distinto tipo de gente; los agraciados que encuentran trabajo inmediatamente, los que no tienen trabajo, y los marginados. El dueño de la viña pacta un acuerdo con todos los grupos y los llama para darles trabajo y pagarles lo justo: “lo interesante es que no todos trabajan la misma cantidad de tiempo, y sin embargo, el contratista les paga a todos igual. Esto nos cuesta entenderlo, porque nosotros decimos: ‘a cada uno según su esfuerzo’, y por lo tanto, para recibir una paga tienes que merecértelo. Aquí es ‘a cada uno según su necesidad’, y no se merece, simple y llanamente se dona”, puntualizó Monseñor Carlos.
La Iglesia en el mundo como signo de la gratuitad de Dios
En este contexto, el Arzobispo insistió en que Dios es gratis. «Dios no cuesta, y por eso, la Iglesia está llamada a acoger, especialmente a los que nadie cuenta, a los que este mundo considera “sobra”, hay que irlos a buscar, llamarlos a integrarse a un camino generoso y gratuito, porque todos podemos ser signos de la gratuidad de Dios».
Este camino es también un aprendizaje, una oportunidad para resolver las situaciones límites que vivimos como país, dejando de lado los intereses, las mezquindades y las tacañerías: “quizás nos demoramos demasiado en resolver las cosas porque siempre estamos pensando en cuánto cuesta o qué ventaja puedo sacar, pero recordemos que el Señor está trabajando en lo escondido, nuestros caminos no son sus caminos, Él va haciendo sus caminos en nosotros”, concluyó Monseñor Castillo.
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