70 años de sacerdocio: adaptación a la doctrina del Concilio y dictadura chilena
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
Este año el padre chileno Raúl Manríquez cumple 70 años de vida sacerdotal. En Vatican News hace un recorrido de todos estos años y de las experiencias vividas durante su largo ministerio, destacando en especial una etapa que le ha marcado: la acogida y la adaptación de la enseñanza de la doctrina del Concilio en su diócesis: “Fue una etapa muy importante para mí, porque la recibimos con mucho interés, con mucho entusiasmo, y tuvimos que trabajar mucho para poder hacer llegar a las comunidades, a los movimientos apostólicos, a las religiosas, las conclusiones del Concilio”. El padre Manríquez recuerda que tuvieron que acompañar a las religiosas “a la renovación de sus constituciones” y fue – dice – “un trabajo interesante”. También tuvieron jornadas diocesanas para acoger estas enseñanzas del Concilio y fue ahí, en una de esas primeras asambleas, “que se acordó empezar con la formación de diáconos permanentes”: “Esa fue otra tarea bien interesante también en la renovación diocesana” puntualiza.
Aportación con la Vicaria de Solidaridad y la Pastoral obrera: escucha y acompañamiento durante el régimen militar chileno
La segunda etapa que destaca el padre chileno es “el cambio brusco de situación social y de Gobierno en Chile porque se instaura el régimen militar”: “La Iglesia fue como una instancia a la cual la gente acudía para exponer los problemas que se le estaban suscitando por la persecución a muchas personas, obreros, sindicalistas, dirigentes de partidos políticos. Muchas personas afectadas por la situación acudieron al obispado. El obispado primero estuvo con lo que se llamó el Comité pro-paz en Chile, que fue una tarea en conjunto de la Iglesia Católica con algunas iglesias no católicas. Pero después se instauró la Vicaria de la Solidaridad y el departamento laboral. Ahí tuve una presencia bien cercana con esta gente. Una experiencia muy enriquecedora fue poder trabajar con personas que no eran de fe católica explícita, pero el sentido humanista nos unió mucho”.
El padre chileno explica que en estos duros momentos, pudo aprender el “escuchar a mucha gente perseguida que no tenía otras formas de poder hacer oír su voz”. “Yo creo que en realidad ahí primero cumplimos la tarea que el cardenal Enrique Silva llamó la línea del Buen Samaritano. Teníamos que acoger a las personas que iban quedando al borde del camino. Ese acompañamiento primero, y después la defensa clara de ellos, ser la voz de los que no podía hablar. La Iglesia por lo menos fue, en muchos aspectos, respetada”.
Un simple servidor del pueblo fiel de Dios
El Padre Raúl Manríquez Ibáñez señala que en ese período, el pueblo fiel de Dios le enseñó varias cosas. La primera fue “una confianza muy grande en la Iglesia”. Algo que les hizo tener como Iglesia una apertura muy grande para poder escuchar a las personas y para poder caminar junto a ellos. “A mi personalmente, me ayudo mucho a vivir el Evangelio como servidor de los más necesitados y a ponerme en el lugar que hubiera deseado Jesucristo que tuviéramos nosotros. Acercarnos y servir. Esto de ser servidores fue algo que me marcó mucho porque no era que nosotros quisiéramos sobresalir o llevar la voz que se escuchara en todas partes. No teníamos ninguna pretensión, sino lo que dijo Jesucristo, cuando ustedes hagan lo que tienen que hacer digan somos simples servidores. Y esa fue nuestra tarea”.
La misión de la Iglesia en Chile en medio de la pandemia
La entrevista la concluye hablando de la etapa que vive en la actualidad, marcada por la pandemia de Covid-19. “En esta etapa, vivimos una situación muy dolorosa y no ha habido otro camino más directo que el de estar cerca de las personas” asegura. El padre chileno explica que la tarea de la Iglesia en este tiempo es: “estar cerca de la gente, escuchar, ayudar y ser solidarios”. ¿Cómo? Ayudando a los sectores necesitados, con ayudas concretas y directas de alimentos”.
En esta época actual de pandemia, la Iglesia en Chile trata “ser voz” y de “escuchar a la gente” incluso, como las comunicaciones están muy interrumpidas, “a los sacerdotes se les ha llamado también a dar tiempo para escuchar a las personas, a veces simplemente a través de comunicaciones telefónicas”. Por último asegura que la pandemia ha traído mucha pobreza a Chile y mucha cesantía, “porque la gente ha perdido su trabajo”.
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