Un ángel en Vietnam: La hermana Pepita Serrano nos cuenta su misión
Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano
En la caótica y ruidosa Ho Chi Minh, la ciudad vietnamita más grande del país, conocida anteriormente como Saigón, se encuentra desde hace cinco años Josefa Serrano, más conocida como “Pepita”. Pertenece a la Congregación de las hermanas del Ángel de la Guarda, que tienen como misión “la de ser Ángeles visibles para los demás y formar verdaderos discípulos de Cristo”, adaptándose a las circunstancias de cada lugar.
La hermana Pepita relata la difícil situación de la Iglesia en Vietnam, sujeta a restricciones con una libertad controlada y explica que a pesar de que pueden tener la Liturgia, reuniones en las parroquias y actividades de servicios sociales, las desarrollan siempre bajo “el control”. Además, nos cuenta que los misioneros (que son principalmente extranjeros) “no son recibidos como tales por el Gobierno” y por tanto la Iglesia Católica también toma sus precauciones con respecto a su presencia y misión.
La misión de ser ángeles visibles
Las hermanas del Ángel de la Guarda se dedican en Vietnam principalmente a la formación de jóvenes vietnamitas que desean ser hermanas del Ángel de la Guarda. También realizan otras actividades con jóvenes que conocen como recreaciones, oración, convivencias y acompañamiento personal, pero todo – dice – “a nivel privado sin que aparezca”. Además, enseñan español e inglés a gente de todas las edades. Su objetivo principal es “valorar y cuidar de manera especial su relación con los vecinos y amigos para ser ángeles visibles para ellos”.
Vietnam tiene 7 millones de católicos que aman a Jesús
Vietnam tiene más de 90 millones de habitantes de los cuales 7 millones son católicos. “Es una población que ha sufrido persecución, ha vivido experiencias muy duras pero es una Iglesia que se ha unido y que se levanta por la fe y el amor que le tienen a Jesús” asegura Pepita. Cuando llegó hace cinco años, la primera impresión que tuvo “fue la de un pueblo lleno de vida, un pueblo resiliente, un pueblo que se está construyendo después de la guerra tremenda que ha sufrido” explica Pepita Serrano en su video.
Una comunidad pequeña y escondida que lleva el mensaje de Jesús
La hermana pepita además subraya que es una comunidad en la que ellos cuando ven a un católico y ellos son católicos “ya perteneces a su familia”. “Se apoyan en su familia, descubren que creer en Jesús es lo más importante para sus vidas” dice y puntualiza que de estas experiencias, en este pueblo y comunidad católica en Vietnam “aprende a mirar a los ojos de Dios, aprende a descubrir que la fe es lo más importante en la vida y que creer en Jesús y llevarle a los demás es lo que nos mantiene en fidelidad”.
Además, en estos años ha aprendido a valorar la presencia, ”solamente la presencia” y a valorar “lo escondido y lo pequeño” porque – señala – “es justamente lo que es esta comunidad católica en Vietnam: pequeña y escondida pero que lleva el mensaje de Jesús”.
Mateo 18:16-20
La frase bíblica que más le está ayudando en este momento y que le motiva en su día a día es “Mateo 18,16-20” que dice “ir por el mundo y predicar el Evangelio” y al final dice: “no temas porque yo estoy contigo hasta el final de los días”. Por último, la hermana del Ángel de la Guarda expresa su deseo final: “que los católicos seamos personas de fe, que la llevemos a los demás y sobre todo que a pesar de las dificultades que esto supone sepamos que Él está siempre con nosotros hasta el final”.
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