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Fray Pallares: Volver la mirada a Dios Padre para redescubrir a los hermanos

En el día que la Iglesia celebra a San Francisco de Asís, Patrono de Italia, el franciscano mexicano Cornelio Pallares de la Provincia Seráfica de Asís, reflexiona sobre la figura del Santo y el mensaje del Papa en su encíclica "Fratelli tutti". “Es posible construir el diálogo entre todos, si recordamos que somos hijos de un mismo Padre” asegura.

Cecilia Mutual – Ciudad del Vaticano

Hoy celebramos a San Francisco de Asís, luz para la Iglesia por su adhesión plena al Evangelio que le hizo merecer el nombre de “alter Christus”, por su elección de la pobreza para encontrar al Señor, por el amor a Dios Padre y a los hermanos, por el respeto de la creación. Ayer, el Papa Francisco volvió por cuarta vez a la ciudad del Santo Patrono de Italia, donde firmó su última encíclica “Fratelli tutti”, cuyo título, inspirado en las palabras del Santo, se remite a un tema central de su pontificado: la fraternidad. Pero, ¿cómo construir la fraternidad en el mundo de hoy afectado por la pandemia, marcado por guerras, pobreza y migraciones? ¿Cómo buscar el bien común? 

Fray Cornelio Pallares, franciscano mexicano de la Provincia seráfica de San Francisco de Asís,  reflexiona en Vatican News sobre el concepto de fraternidad del gran Santo de Asís y el mensaje del Papa en su encíclica. Además, en el mes dedicado a las misiones, hace una lectura sobre el mensaje del Papa para la 94 Jornada Misionera Mundial.

Escuche a Fray Cornelio Pallares

Esta Encíclica del Papa Francisco viene a la luz en un momento particularmente difícil a nivel mundial. En medio de esta grande crisis social, económica, ecológica y sanitaria, el Papa quiere que la humanidad vuelva la mirada a la fe, a la fe en un Dios que es Padre, que es Padre de todos, que es misericordioso, que es Padre de paz. No es una fe solamente de una creencia sino una relación. En el momento en el cual nosotros nos relacionamos con un Dios que es Padre, podemos descubrir que quién tenemos al lado es un hermano, una hermana, que a veces es difícil entender, soportar, pero que al final de cuentas, es hermano. Y si somos hermanos tenemos la responsabilidad de nuestra "casa común", esta casa que ha sido tan explotada y poco cuidada. Francisco en sus escritos, sobre todo en el testamento dirá: "El Señor me donó hermanos". Para San Francisco cada hermano, independientemente de simpatías o antipatías, es un don de Dios. Nosotros no poseemos a la persona, la conocemos, nos hacemos conocer por los demás. Entonces la fraternidad viene de descubrir que tenemos un solo Padre que nos busca, que quiere lo mejor para nosotros. Una vez a San Francisco le preguntaron cómo sería el hermano menor perfecto y él respondió que el hermano menor perfecto tendría que tener la capacidad de orar de uno, la fuerza de otro, la paciencia de otro más y así.

“El hermano perfecto no existe, el hermano perfecto lo constituye la misma fraternidad cuando cada uno pone a disposición sus dones para el bien común.”

Y es el mismo principio que se aplica a nivel personal, familiar, mundial, cuando cada uno pone de su parte para el bien de todos: quién puede hacer tanto, tanto hará. Quién es limitado en su capacidad de dar, eso podrá hacer. Pero si todos tenemos un Padre común y somos hermanos, nuestro esfuerzo grande o pequeño será para el bien de todos.

Estamos en el mes misionero y el próximo 18 de octubre celebraremos la 94ª Jornada Misionera Mundial. ¿Cómo vive usted su misión como franciscano mexicano aquí en Italia? ¿Qué actividades desarrolla en América Latina?

Mi misión como franciscano mexicano aquí en Italia no es muy diferente de la misión de los demás hermanos que viven aquí. Me he dedicado tanto a la parroquia como al trabajo pastoral en el hospital, en el comedor para los pobres. Además, acompaño a las personas o grupos que vienen aquí, a Asís, para conocer, profundizar sobre la figura de San Francisco. Es hermoso hacerlo conocer a él, que se dejó amar completamente por el Señor respondiendo de un modo verdaderamente creativo a Su amor. A México regreso una vez al año, donde dedico gran parte del tiempo a ayudar en la parroquia de San Judas Tadeo, de Cuahutitlan, en las afueras de Ciudad de México, donde se encuentra el basurero de la ciudad. Allí, cuando llega un fraile, la gente se siente identificada, tiene aprecio por la figura del fraile, independientemente de la persona. Ven el hábito y se sienten contentos de que los vayamos a visitar. No es mucho lo que se puede hacer, pero me gusta estar con la gente, escucharlos en las confesiones, ayudarlos con las procesiones, las fiestas patronales: de hecho, es la humanidad que se encuentra. Recuerdo una de las misas más bonitas que celebré: fue en medio de dos enormes montones de basura, porque queríamos llevar a Jesús donde parece que no está.  La gente sentía vergüenza porque estábamos celebrando ahí. Limpiamos como pudimos, arreglamos de un modo digno un altar y celebramos la misa. Y me dio mucho gusto porque era como decirle a la gente: "mira, en medio de este caos, el Señor viene a tu encuentro, viene a visitarte porque Señor te quiere consigo y viene por ti". 

Fray Pallardo celebrando la misa en un barrio humilde en México
Fray Pallardo celebrando la misa en un barrio humilde en México

Además, en el pasado, en la frontera con Estados Unidos (Mexicali, Baja California) he servido en la "Casa del Migrante" que asiste a las personas que tratan de pasar ilegalmente a Estados Unidos, buscando una vida mejor.

Nuestra fraternidad se basa en la fe

A la luz del Mensaje del Papa Francisco para esta Jornada Misionera Mundial 2020, ¿Qué mensaje quiere dar, como franciscano, en este octubre misionero, marcado por la pandemia de coronavirus? ¿Cómo responder a la llamada a la misión que “viene del corazón de Dios” y construir el diálogo entre todos?

Escribe San Francisco en el capítulo 6 de la regla:  "Y donde quiera que estén y se encuentren los hermanos, muéstrense familiares mutuamente entre sí y confiadamente manifiesten el uno al otro su necesidad. Porque si la madre cuida y ama su hijo carnal ¿cuánto más amorosamente cada uno debe amar y cuidar a su hermano espiritual? Y si alguno de ellos cayera enfermo, los demás hermanos lo deben servir como querrían ellos ser servidos".

El mensaje del Papa Francisco para este octubre misionero nos recuerda esto: que es posible construir el diálogo entre todos, cuando regresamos a lo que decíamos al principio, la fe en Dios Padre nos recuerda que somos hermanos. No es una fraternidad basada en el altruismo sino una fraternidad basada en la fe, hijos de un mismo Padre, hermanos entre nosotros.  Y esto San Francisco lo tenía muy claro, por eso dice que sí ya uno cuida de sus parientes, ¡cuánto más tiene que cuidar a sus hermanos en Cristo! 

El Papa nos recuerda que este tiempo de dificultad, este tiempo donde sale a la luz lo mejor y desgraciadamente lo peor de cada uno, tenemos que verlo como una oportunidad. 

“Este tiempo de la pandemia es una oportunidad para compartir, para servir y para interceder.”

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04 octubre 2020, 14:45