Obispos de Perú: La Eucaristía no puede ser catalogada como una simple reunión
Alina Tufani - Vatican News
“Para nosotros los católicos, tras 7 meses de no participar en la celebración de la Eucaristía presencial, se hace necesario y urgente volver paulatinamente a la normalidad de la vida Litúrgica y Sacramental especialmente de la Eucaristía". Así lo expresa en un comunicado la Conferencia episcopal peruana (CEP) tras la reciente promulgación del Decreto Supremo N° 170-2020-PCM, sobre las disposiciones ante la emergencia causada por la pandemia de Covid-19, que en su artículo 5 permite las celebraciones litúrgicas presenciales a partir del 2 de noviembre 2020.
La disposición del gobierno autoriza la apertura de los templos y lugares de culto para recibir a sus miembros, fieles y público en general, con un aforo no mayor a un tercio (1/3) de su capacidad total. Asimismo, establece que durante esta etapa, únicamente podrá llevarse a cabo la celebración de ritos y prácticas religiosas excepcionales que sean de especial relevancia para la entidad religiosa (tales como bautizos, matrimonios, servicios funerarios de personas cuyo fallecimiento no esté relacionado con el COVID-19), mientras excluye la celebración de las misas, cultos y similares de carácter regular y no excepcional.
Si bien los obispos del Perú manifestaron su satisfacción ante la decisión del gobierno de autorizar la reapertura de las iglesias o templos, resaltaron que imponer restricciones o exigir requisitos, incluso mayores a los destinados a otras actividades recreativas o comerciales , no es compatible con lo establecido por la Constitución Nacional.
“Las autoridades públicas deben comprender que la Eucaristía, incluida la Dominical, no puede ser catalogada como una simple reunión ni se la puede considerar comparable, mucho menos subordinada, a legítimas actividades sociales, comerciales o recreativas”.
En efecto, el comunicado de la CEP explica que todos los sacramentos, así como los demás actos litúrgicos y de piedad, forman parte del culto y de la libertad religiosa, derecho humano fundamental amparado por el artículo 2 de la Constitución Política de Perú que establece: “Toda persona tiene derecho: A la libertad de conciencia y de religión, en forma individual o asociada {…} El ejercicio público de todas las confesiones es libre, siempre que no ofenda la moral ni altere el orden público…»
Con esta premisa, el episcopado peruano ha considerado oportuno que cada obispo, en su propia Iglesia particular, ejerza su potestad para determinar, a partir del próximo 02 de noviembre, el inicio de la celebración diaria y dominical de la Santa Misa y de los demás Sacramentos a la luz del “Protocolo para las Actividades Religiosas de la Iglesia Católica en tiempos de Pandemia” aprobado por la CEP.
Además, la nota de la CEP hace referencia al régimen de independencia, autonomía y mutua colaboración expresado en el Acuerdo entre el Estado Peruano y la Santa Sede, reconocido por el artículo 50° de la Constitución Política del Perú, que ha visto su cumplimiento en la labor coordinada en los últimos meses con el Ministerio de Salud y otras instancias del gobierno nacional, para elaborar el Protocolo para las actividades religiosas en tiempo de pandemia y cuyas medidas de seguridad son bastante estrictas y cumplen con los estándares internacionales.
El comunicado del episcopado resalta los esfuerzos que a nivel nacional se han llevado a cabo por las instituciones públicas y privadas para afrontar los efectos de la COVID-19, especialmente en custodiar la salud y procurar el bienestar de todos los peruanos. Por último, los obispos piden a los fieles tomar las medidas necesarias para protegerse del coronavirus y elevar a Dios sus oraciones por el fin de la pandemia.
Perú, uno de los países de América Latina más golpeados por la pandemia de Covid-19, ha alcanzado casi los 900 mil casos y unos 34.000 fallecidos. Ante el descenso continuo de los casos activos de la enfermedad en el país, el Gobierno peruano confirmó, en días pasados, las nuevas medidas de convivencia social que permitirán el transporte internacional de pasajeros, el acceso a las playas y la apertura de los templos.
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