Cáritas, Jrs y Crs lanzan un nuevo proyecto para los refugiados Rohingya
Liza Zengarini – Ciudad del Vaticano
La ayuda de la Iglesia a los refugiados Rohingya en Bangladés no se detiene. La Cáritas local, el Servicio Jesuita a Refugiados (Jrs), la organización jesuita comprometida con la asistencia a los refugiados y desplazados, y Catholic Relief Services (Crs), la agencia humanitaria de los obispos de EE.UU., han puesto en marcha un nuevo proyecto para ayudar a cientos de miles de refugiados musulmanes que han huido de la persecución en el estado birmano de Rakhine. Se trata del “Multipurpose Adolescent Center”, un programa especial dirigido a los niños rohingya de 12 a 18 años de edad de los campamentos de refugiados de Cox Bazar, en el sudeste de Bangladés.
El proyecto, lanzado el 15 de noviembre, ofrecerá hasta el próximo mes de abril asistencia psicológica, programas de formación profesional, ayuda a las mujeres embarazadas y a los niños con dificultades especiales.
Cáritas Bangladés ha estado presente en los campamentos de refugiados desde 2017, cuando comenzó el éxodo del pueblo rohingya que huyó en masa de la represión militar del ejército birmano en Myanmar. Hasta ahora ha ayudado a más de 146.000 rohingya y a sus comunidades de acogida con ayuda alimentaria y otros bienes de primera necesidad y servicios higiénicos.
El Jrs, que está presente desde 2018, se ocupa de la protección de sus derechos y también de la educación de los niños, mientras que Crs se dedica principalmente a proporcionar cobijo a los refugiados y apoyo logístico en casos de desastres naturales, que son frecuentes en Bangladés. En los últimos tres años Jrs ha asignado 2,5 millones de dólares a los Rohingya y ha garantizado la educación primaria a unos 4.000 niños.
"Caritas Bangladés se enorgullece de trabajar junto con estos dos que están proporcionando apoyo vital a la comunidad Rohingya", dijo a la agencia Ucanews Inmanuel Chayan Biswas, responsable del programa especial de emergencia humanitaria de la organización caritativa.
En la actualidad, Bangladés alberga a más de un millón de musulmanes rohingya obligados a vivir en condiciones sanitarias particularmente precarias. La emergencia humanitaria se ve agravada por la pandemia de Covid-19, a la que son especialmente vulnerables los refugiados de los campamentos debido al hacinamiento, la falta de agua y de estructuras higiénico-sanitarias.
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