Córdoba Villota: eutanasia, crimen contra la vida humana y la Ley Divina
Practicar la eutanasia en una persona es un hecho de gravedad. Lo afirmó monseñor Juan Vicente Córdoba Villota, presidente de la Comisión de Promoción y Defensa de la Vida del Episcopado colombiano, interviniendo el pasado 6 de noviembre en la audiencia pública plenaria de la Cámara de Representantes, donde se debatió sobre el proyecto de ley 063 de 2020 que tiene como fin “establecer disposiciones generales para el acceso al derecho a morir dignamente bajo la modalidad de la eutanasia”.
El prelado recorrió los motivos de la gravedad de este hecho y subrayó su ilicitud: jamás es lícito quitarle la vida a un paciente, ni siquiera para no verle sufrir o no hacerlo sufrir, aunque él lo pidiera expresamente. No es lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte del paciente. No existe la obligación de someter al paciente terminal a nuevas operaciones quirúrgicas o a procedimientos terapéuticos cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida.
Es lícito - afirmó - dejar de aplicar tratamientos desproporcionados a un paciente en coma irreversible cuando haya perdido toda actividad cerebral. "Pero - continuó - no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esa omisión provocase la muerte inmediata. Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismos derechos que las demás personas, sean pre o post natal".
Monseñor Córdoba Villota hizo presente la sacralidad de la vida humana que nadie “tiene derecho” a quitar. “Se acude a la eutanasia cuando se ha perdido el valor de la vida humana, cuando se cree que esa vida ya no vale y hay que deshacerse de ella, pues esto causa dolor. Aquí se da lo que el Papa Francisco llama la cultura del descarte, que responde a una visión utilitarista de la vida y del ser humano”, aseveró. La muerte – dijo - no es la solución al sufrimiento: es un mayor dolor para la familia de quien aplica la eutanasia, por causa de la muerte de la persona: el sufrimiento no termina con huir de él. Eso sería evasión y negación. Al huir de él se aumenta el sufrimiento de alguna manera. El sufrimiento solo es sanador desde el amor. Una madre se sacrifica y sufre no por masoquismo, sino por amor a sus hijos, y eso tiene sentido.
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