Obispos de Chile: el proceso constituyente incumbe a todos
Anna Poce - Ciudad del Vaticano
La Conferencia Episcopal Chilena, en un mensaje difundido ayer al término de la 121ª Asamblea Plenaria, celebrada entre el 9 y el 12 y el 23 y 24 de noviembre, a través de la plataforma Zoom, invitó a todos, a cada persona, a hacer un gran esfuerzo para renovar la esperanza en su entorno familiar, educativo, laboral y comunitario y, en vísperas del comienzo del Adviento, a vivir una vida "austera, honesta y amorosa". Así es como queremos que nuestro Chile - afirmaron -viva una vida humilde, generosa y fraternal.
Los prelados recordaron que el país vive una compleja situación sanitaria, económica, social y política, debido a la propagación del coronavirus, y un relevante proceso constituyente, "marcado por el gran anhelo de una sociedad más justa y equitativa". Sociedad, que, a pesar del apoyo y la solidaridad ofrecida a los más indefensos, y del esfuerzo realizado para superar los conflictos, sigue viviendo situaciones de violencia sostenida, “con especial impacto en mujeres y menores de edad, en sectores de escasos recursos prisioneros por el narcotráfico, y en la herida permanente que sangra en la región de la Araucanía". Todas las situaciones que exhortan a un cuestionamiento ético sobre “nuestros comportamientos y actitudes como sociedad" enfatizan los obispos.
“No podemos dejar que la agresión y el amedrentamiento se impongan como forma legítima de convivir”, precisan. “Una inmensa mayoría lucha todos los días por un futuro más digno para las generaciones venideras, y lo procura con respeto a los demás en el presente. Esa gran mayoría se ha expresado de modo pacífico y acudió a las urnas a manifestar su voz. No hay razones que avalen desoír ese clamor. Lo que nos corresponde a todos – afirman - es ayudar a que el camino trazado se realice en paz y limpiamente”.
Los obispos invitan, pues, a los responsables de los asuntos públicos a asumir los retos del país, "pensando sobre todo en los más pobres y vulnerables" y a ponerse al servicio del bien común, abiertos a un diálogo “sincero y franco”. Y añaden que también en la Iglesia, los pastores deben contribuir, escuchando “lo que el Pueblo de Dios quiera manifestarnos”.
Los cristianos, por lo tanto, también están llamados a participar en los asuntos relevantes de la comunidad, porque el proceso constituyente, observan, incumbe a todos. Además, porque a lo largo de los de los siglos los diferentes pueblos se han ido iluminando con los valores y principios del Evangelio, del amor a Dios y al prójimo, de la dignidad inalienable de todo ser humano, de la justicia, de la paz, del bien común, confían en que los actores elegidos democráticamente por los ciudadanos también podrán traducir esos valores en una Carta fundamental, en leyes y decisiones que respeten los valores humanos para el bien de todos.
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