Chiloé, el archipiélago de las Iglesias cumple su 20° aniversario
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
“Los primeros exploradores y conquistadores españoles que llegaron a las islas en 1567, la denominaron como “Nueva Galicia”, al ver el paisaje agreste de sus costas que emergen del Océano Pacífico. Pero 16 de sus Iglesias poco cuentan de esos primeros huéspedes o de sus propios habitantes, porque fueron alemanes, unos sacerdotes, que al llegar a las islas decidieron dejar una huella en las almas de sus pobladores, pero también en el paisaje tangible de sus pueblos, mandando a construir templos simples y originales, construcciones en madera destinadas a la práctica del culto pero con aires de la lejana Babiera.
Hace 20 años, el 2 de diciembre, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) inscribió a las Iglesias de Chiloé en el listado de Patrimonio mundial de la humanidad. Un aniversario que como lo dice el mensaje de la Diócesis de Ancud, se celebra junto a todos los que han colaborado para que dicho reconocimiento mundial se haya concretizado, y siga vigente en el tiempo “como un reservorio significativo de patrimonio universal, que contribuye y se suma a la identidad pluricultural de del país”.
Se puede decir que el archipiélago de Chiloé, en el sur de Chile, con poco más de 160 mil habitantes, tiene un renombre precisamente por el fervor de su fe. “Las Iglesias – explia el mensaje del obispado de Ancud - son las estructuras tangibles de un ‘patrimonio vivo’ que conforman las personas en sus comunidades con sus vivencias, relaciones humanas y valores transcendentes en los distintos ámbitos de su ser y quehacer, y expresan su cosmovisión humana y cristiana".
Y son precisamente 16 las iglesias que se desarrollaron desde el siglo XVII hasta el siglo XIX, inspiradas en las iglesias de Baviera, lugar de proveniencia de los primeros sacerdotes, pero con características artístico-arquitectónicas eclécticas hoy conocidas como la “escuela chilota de arquitectura en madera”. “Estos 16 templos – al igual que las otras iglesias patrimoniales de la llamada “arquitectura chilota”- son signo de una cultura viva y en permanente cambio, conservan raíces y valiosas tradiciones que aportan tanto a la identidad del país, como a la humanidad toda”, afirma el comunicado.
De acuerdo con las palabras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su Comité del Patrimonio Mundial: “La inscripción en esta lista confirma el valor universal excepcional de un sitio cultural o natural que debe ser protegido para el beneficio de la humanidad”.
El comunicado explica que durante estos veinte años el Estado de Chile, a través de sus distintos gobiernos, junto al Obispado de Ancud, por medio de la Fundación de las Iglesia Patrimoniales (FIP), y las distintas comunidades, ha procurado ir paulatinamente protegiendo, restaurando y poniendo en valor ese patrimonio tangible e intangible que comprenden las 16 iglesias.
De hecho en los últimos años - se{ala la nota - se han hecho inversiones de alrededor de 7 mil millones de pesos, provenientes en su gran mayoría por parte del Estado de Chile, de otras instituciones y aportes procurados por Obispado de Ancud.
“El futuro nos trae importantes desafíos, sobre todo es indispensable seguir avanzando en la restauración y puesta en valor de todas estas iglesias patrimoniales. Cada una de ellas representa una oportunidad para el desarrollo social y el turismo cultural de la zona”, subraya el comunicado de la diócesis que exhorta al Estado, a las instituciones de la región y a las comunidades a seguir colaborando activamente en la salvaguarda de ese patrimonio cultural, espiritual y artístico de Chiloé.
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