El Papa en Iraq, Sako: mensaje de consuelo en medio de tantas incertidumbres
Gabriella Ceraso – Cecilia Mutual - Ciudad del Vaticano
"Bienvenido Su Santidad en la tierra de Abraham, padre de los creyentes, 'Bshina bshina, o baba dmar 'Īthā (Con paz y tranquilidad, oh Papa de la santa Iglesia)": con estas palabras el Cardenal Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael Sako, concluye el mensaje publicado ayer en el sitio web del Patriarcado y dirigido "a los cristianos y a todos los iraquíes" en vista de la visita del Papa Francisco el próximo mes de marzo.
Un aliento para la paz y el futuro del país
“No es un viaje turístico o un viaje de lujo". La visita del Papa Francisco será una peregrinación cargada de un mensaje de consuelo "para todos en un tiempo de incertidumbre". "Debemos hacer de esta visita una ocasión de un gran cambio, para que la fe y la esperanza en nosotros se convierta en un compromiso", insta el Cardenal Sako, indicando, además, que dada su importancia, “debe ser preparada a nivel nacional, eclesial y espiritual”. En sus palabras, la imagen de un país sediento de paz, deseoso de reconfirmar sus raíces cristianas y que necesita mirar al futuro.
Una visita que animará a los iraquíes a superar el doloroso pasado, a la reconciliación y a curar las heridas, a unirse y a ayudarse mutuamente con miras al desarrollo, la paz, la estabilidad, la consolidación de la coexistencia, el respeto de la diversidad y el pluralismo, siendo diferentes hermanos de una misma familia, y ciudadanos de la tierra de Abraham, Iraq, su hogar común.
Una visita que lleva a los cristianos a las raíces de la fe
Para los cristianos de Iraq, la visita del Papa será una doble oportunidad: hacer una peregrinación a las raíces de la identidad cristiana e iraquí, y revisar y relanzar la acción de la Iglesia -que ha tenido que enfrentar tantos desafíos en Oriente Medio- para que sea más entusiasta, más cercana y más al servicio de la gente siguiendo el ejemplo de sus "Padres, de los santos y de los mártires". La esperanza del cardenal Sako, por lo tanto, es que la visita del Papa a Iraq no pase sin dejar huella.
Quedarse en la propia tierra para dar testimonio
"Presiones políticas, económicas y sociales debidas a los conflictos, al extremismo, la emigración, las consecuencias de la pandemia de coronavirus": son los desafíos a los que se enfrenta Iraq hoy en día y que confunden su "visual" y complican "las relaciones y el trabajo". De aquí, continúa el Patriarca de Babilonia de los Caldeos, viene tanto el llamado a "ser responsables" - a comprender la importancia de revisar nuestra reflexión espiritual, pastoral, ecuménica y pedagógica, lejos de "las ideas equivocadas y la búsqueda de dominio y prestigio" - como una pregunta: ¿Cuál es nuestra visión para el futuro del cristianismo y del anuncio en Iraq y en Oriente? ¿Es un "éxodo" o un "quedarse, enfrentando los desafíos en la unión y el testimonio?"
Esta es nuestra tierra, no podemos renunciar a ella, ni imaginarla sin sus cristianos. También hay otro gran desafío para las familias que han planeado tener menos hijos. Frente a todas estas cuestiones debemos apoyarnos mutuamente, tanto a los que están dentro de la nación como a los que viven en la diáspora.
El cardenal Sako evoca para la existencia de los cristianos en Iraq y en Oriente un "plan divino", una "vocación y una misión", a la que, a pesar de las dificultades, no se puede renunciar.
Como pastores, debemos entender continuamente la situación actual con una mente abierta, y debemos reorganizar y cambiar las cosas con sabiduría para hacer la vida cristiana en armonía con las demandas del tiempo presente en el que vivimos, mientras permanecemos anclados en nuestra autenticidad oriental
Refiriéndose al magisterio del Papa Francisco, el cardenal insiste en la necesidad de una "iglesia en salida hacia la gente, una iglesia que les hable en su idioma, para estar en el corazón del mundo, una iglesia de la perenne encarnación y resurrección".
Cómo debe ser transformada la Iglesia caldea
En el mensaje, también el retrato de la Iglesia caldea: para que esté más viva y presente -escribe el cardenal- debe convertirse en "Iglesia de Cristo, del Evangelio y de la evangelización, de la catequesis cristiana, del servicio y de la pastoral". “Iglesia del Espíritu Santo y de la plena comunión con la Iglesia Católica, comprometida en la renovación del Concilio Vaticano II e Iglesia del diálogo ecuménico con las Iglesias hermanas, de la convivencia y del diálogo con las religiones, especialmente con el Islam". Sin olvidar ser una "Iglesia que se ocupa de los asuntos públicos, para apoyar con firmeza las legítimas expectativas del pueblo para eliminar la injusticia, realizar la justicia, la igualdad, la libertad y la dignidad".
Una sola familia, signo del amor de Cristo y de la fraternidad
El Patriarca lanza una invitación en la que sigue vibrando con fuerza la preocupación de un Oriente Medio inexorablemente vaciado de cristianos, dividido por conflictos y desigualdades y necesitado de apoyo. La imagen es la de una familia con varios hermanos que deben luchar por la unidad.
Invito a los cristianos a unirse para dar testimonio del Evangelio, a pesar de la multiplicidad y la diversidad de nuestras iglesias, porque nosotros somos esencialmente una familia con diferentes hermanos, llamados a realizar nuestra vocación en este Oriente, tan atormentado.
Por último, el aliento a aprovechar la ocasión de la visita del Papa para "movilizar a la opinión pública para que apoye a los cristianos de Oriente, a fin de que permanezcan allí como signo de la presencia del amor de Cristo, de la fraternidad universal de la convivencia".
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