Haití: Compañía de Jesús insta a fuerzas políticas y sociales a sacar al país de la crisis

Tiziana Campisi - Vatican News

La actual crisis que atraviesa Haití está socavando los cimientos de la sociedad porque las instituciones públicas se están derrumbando. Así lo afirma un documento de la Compañía de Jesús, que invita a todas las fuerzas religiosas a unirse en el camino del renacimiento de Haití, para superar las divisiones entre católicos, protestantes, budistas, en el ámbito social, por el bien de la nación, e insta a los agentes nacionales e internacionales, a las fuerzas vivas del país, a los activistas sociales y políticos, a la diáspora haitiana y al "valiente pueblo de Haití" a unirse para salvar a Haití.

Inseguridad creciente

En su declaración difundida a los medios de comunicación, los jesuitas destacan en particular la creciente inseguridad en el país debido a la impunidad de que gozan las bandas armadas. Para los religiosos, la de Haití "es una crisis política porque la clase política está totalmente desacreditada". "Los dirigentes no muestran ningún valor: son perezosos, sin creatividad, sin capacidad de planificación. Así, el Estado va perdiendo poco a poco el control de los mecanismos de la sociedad organizada", dice el portal de la Compañía de Jesús. Esto también deja lugar a la posibilidad de una vuelta a la dictadura, como la conocida en la época de François Duvalier, porque el gobierno gobierna mediante decretos, a menudo contraviniendo la Constitución". Para los jesuitas, por lo tanto, hay también una crisis constitucional y una crisis económica, con la caída de la producción, el descenso del PIB, la falta de acceso a la educación y a los servicios sociales de una sociedad moderna y con el consiguiente éxodo del campo y el agravamiento de la pobreza en las ciudades.

Desigualdades sociales y ausencia de políticas públicas

La Compañía de Jesús considera que las causas de esta situación se encuentran en las desigualdades sociales, la ausencia de políticas públicas para la integración de los ciudadanos, la falta de empatía y de conciencia cívica, la acumulación de injusticias sociales y el desprecio de valores fundamentales como la solidaridad, el respeto a la vida y al medio ambiente, la promoción del bien común y la superación de sí mismo. Para los jesuitas, sin embargo, todo esto corre el riesgo de ocultar muchas riquezas que pueden ayudar a superar la crisis y relanzar el país, que entre otras cosas tiene un inmenso potencial natural y cultural. Haití cuenta con un rico subsuelo, 1.700 km de costa, numerosos lugares históricos y naturales, una diáspora de más de 2 millones de personas con recursos, y empieza a formarse un esperanzador movimiento ciudadano para la construcción de la democracia y el Estado de Derecho.