Historia de una Vocación Misionera

Ciudad del Vaticano

La Hna. Raquel nació en Santa Cruz de la Sierra. Es la séptima de ocho hermanos y desde muy pequeña sintió el llamado del Señor a la Vida Religiosa. Ingresó a la Congregación de las Misioneras de la Bienaventuranzas en el año 1992, realizó toda su formación en Bolivia, luego viajó a Sicilia – Italia, donde cursó estudios superiores y nuevamente retornó a Santa Cruz de la Sierra, para incardinarse en la Congregación.

La hermana conoció las Misioneras de las Bienaventuranzas cuando estaba en la universidad, actualmente se dedica al servicio de los jóvenes y los niños, precisamente en la pastoral juvenil y vocacional.

Su vocación a la vida consagrada

Desde muy pequeña sintió el llamado del Señor gracias también a la fe profunda de su madre. Cuando inició el camino de formación a la vida religiosa, descubrió y profundizó sobre su vocación cuando ingresó a la comunidad.

Según su testimonio, dijo que considera que para descubrir un llamado debemos hacer experiencia de la presencia de Jesús en la propia vida. Dejó todo, sus proyectos, amigos y familia, fue una decisión difícil, pero como dijo “Dios me dio la fuerza y el coraje para dejar todo por un TODO especial que te llena la vida y la existencia. Es hermoso ver como la historia de amor de cada uno con el Señor es única e irrepetible”.

En la Congregación de las Misioneras de la Bienaventuranzas recibió una formación de una manera libre y responsable, cuando salían a realizar pastoral en los barrios, la Madre Micaela Princiotto, Superiora General de las Bienaventuranzas, les decía: “Yo las envío, yo confío en ustedes y ustedes son responsables de la libertad que tienen”. En lo personal, señaló, esa libertad que nos dieron me ayudó mucho y desde muy joven que ingresé a la comunidad religiosa me hice responsable de mí y des mis actos.