Inició la Plenaria de los Obispos del Perú, del 18 al 21 de enero
Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
Cuatro días de trabajo, 54 obispos y 46 jurisdicciones eclesiásticas representadas: con estos números se ha abierto la 117 Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal del Perú (Cep). Debido a la pandemia del Covid-19 - informa una nota - el evento se llevará a cabo en modo virtual, será presidido por el arzobispo Miguel Cabrejos Vidarte, arzobispo de Trujillo y presidente de la CEP. En el orden del día figura una reflexión sobre la renovación y reestructuración del CELAM (Consejo Episcopal Latinoamericano), dirigida por el mismo arzobispo Cabrejos. “Los obispos procedentes de las diferentes Arquidiócesis, Diócesis, Prelaturas y Vicariatos trabajarán sobre diversos temas, en espíritu de comunión y sinodalidad”, dice también el comunicado. En la Asamblea también se analizarán los últimos acontecimientos que vive el país, tanto por la emergencia sanitaria como por la situación socio-política.
Cabe recordar que ya en septiembre de 2020, durante la Asamblea del CELAM, Monseñor Cabrejos había exhortado al Consejo Episcopal a que diera prioridad a tejer una red de redes, convirtiéndose en una organización más ligera, flexible y eficaz en sus respuestas, especialmente en las pastorales. Sin embargo, en la base de todo, como instaba el prelado, debe haber un discernimiento teológico-pastoral de los signos de los tiempos, para lograr una conversión integral y promover una Iglesia verdaderamente evangelizadora, misionera, sinodal y saliente, que tenga en cuenta la realidad continental, sin olvidar que todo está relacionado.
En los últimos meses, el Perú ha tenido que hacer frente a dos graves crisis: la primera es de carácter sanitario, debido a la pandemia Covid-19, que hasta el 18 de enero registró en el país más de un millón de infecciones y más de 38.000 muertes. Una emergencia sanitaria contra la que la Cep se ha movilizado desde el principio, poniendo en marcha numerosas iniciativas de solidaridad. Entre ellas, cabe destacar la campaña “Respira Perú - porque el oxígeno es vida”, realizada en julio. La iniciativa tuvo como objetivo recaudar fondos para garantizar el oxígeno a todos los pacientes con coronavirus, en particular en las regiones donde más falta hace. La respuesta del pueblo fue tan generosa que el comité organizador de la campaña, compuesto por la Conferencia Episcopal Peruana, la Universidad de San Ignacio de Loyola y la Sociedad Nacional de Industrias, anunció que había invertido 448.300 dólares en la compra de tres nuevas plantas de suministro de oxígeno.
Sin embargo, la segunda crisis que vivió el Perú se produjo a nivel institucional en noviembre de 2020 cuando, en una decisión histórica, el Congreso votó por mayoría la destitución del Jefe de Estado, Martín Vizcarra. La elección se debió tanto a las acusaciones de corrupción hechas contra el presidente como a las divisiones internas del Parlamento. En pocos días, el país vio a dos presidentes más tomar el cargo: Manuel Merino, que renunció a raíz de las protestas de la población, y Francisco Sagasti, actual Jefe de Estado interino. No sólo eso, en diciembre, el Perú también experimentó la protesta de los trabajadores del sector agrícola, una revuelta que provocó violentos enfrentamientos y varias víctimas. Partiendo de la Región de Ica, un área de alrededor de 117.000 hectáreas que representa el 65% de las exportaciones de productos agrícolas nacionales y que se caracteriza por una severa explotación, inseguridad y falta de derechos, la protesta llevó al propio Monseñor Cabrejos a lanzar un llamado al Congreso para que revise cuidadosamente el marco normativo que regula el sector agrícola, a fin de desarrollar una legislación que permita la generación de empleo con condiciones laborales dignas y salarios que garanticen una sociedad más justa y solidaria.
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