Lectorado y acolitado femenino. Nuevos caminos para la Iglesia en la Amazonía
Ciudad del vaticano
Mauricio López, Secretario Ejecutivo Interino de la Conferencia Eclesial de la Amazonía (CEAMA), comenta el motu proprio “Spiritus Domini” publicado el pasado domingo 8 de enero y que hace referencia al acceso de las personas del sexo femenino al ministerio del lectorado y acolitado.
En primer lugar, afirma López, este cambio es una muestra de cómo el Espíritu actúa en la Iglesia y es una muestra de la acción de Dios para “animar, propiciar y confirmar jurídicamente las reformas profundas que brotan del proceso de discernimiento ya iniciado en el Sínodo para la Amazonía”.
Subraya que, en estos cambios, la fuerza del discernimiento, como herramienta nos muestra el camino de la voluntad de Dios, generando cambios progresivos. Mauricio López, añadió que en este caminar se evidencia “el modo en que el Espíritu Santo actúa en la iglesia a la manera del grano de mostaza un grano que dará fruto, cuando se convierta en un gran árbol”.
En continuidad con el Sínodo para la Amazonía
Para Mauricio López, los cambios que presentes en el motu proprio “Spiritus Domini” muestran el camino de cómo la Iglesia se va construyendo, animada por el Espíritu. “De hecho, esto ya sucedía en muchos lugares, las mujeres participando como acólitas o lectoras, lo que queda claro es el llamado a transformaciones de fondo”.
El Secretario Ejecutivo de la CEAMA plantea que hay cuatro pasos en un círculo virtuoso que permiten abrir los nuevos caminos para la Iglesia en clave profética: “la existencia de una necesidad territorial. El motu proprio parte de un reconocimiento del rol de las mujeres en la Iglesia. En la Amazonía, ellas son las que aseguran la presencia de la Palabra de Dios y la presencia también del Cuerpo de Cristo en tantas ocasiones como ministros de la comunión para asegurar que en los lugares más lejanos e inaccesibles se haga presente la iglesia”.
En segundo lugar, apunta López, está la respuesta pastoral, más allá de las decisiones jurídicas, que responda a las necesidades particulares de la periferia.
Otro elemento es la “estructura que pueda acompañar y promover esos cambios que se irán institucionalizando y que después deberán ser reconocidos en el ámbito global de la Iglesia. En el caso de la Amazonía, esa estructura es la CEAMA, que incorpora a los obispos, la vida religiosa, sacerdotes, laicos y laicas, así como la presencia de los pueblos originarios, como estructura que busca responder a las necesidades del territorio amazónico”.
El último elemento de este proceso es el “reconocimiento jurídico formal en el más alto nivel para que estos cambios se vuelvan irreversibles y que iluminen la dinámica universal de la Iglesia”.
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