Todos somos un pueblo sacerdotal, esto también incluye a las mujeres
Celam - Luis Miguel Modino
En la fiesta del Bautismo del Señor, el 10 de enero, el Papa Francisco publicó el motu proprio Spiritus Domini sobre la modificación del canon 230 § 1 del Código de Derecho Canónico relativo al acceso de las mujeres al ministerio instituido del lectorado y del acolitado. “En realidad, el Papa está dando una confirmación de lo que las comunidades están viviendo en esta dimensión de la ministerialidad“, según monseñor José Albuquerque.
El obispo auxiliar de Manaos afirma que “el Papa está confirmando que estamos en el camino correcto”. Según él, “la Iglesia en Brasil, ya desde el Concilio Vaticano II, viene valorando la vocación y la misión de los laicos, destacando su protagonismo en la comunidad eclesial y en la sociedad. En este caso, destacando siempre la presencia de la mujer en la vida de la Iglesia“.
El documento pontificio apoyará lo que se está haciendo, aunque no sea algo unánime, no ocurre en todas partes. Monseñor José afirma que “no es una cuestión feminista lo que está en juego, es una visión de la Iglesia, toda una comprensión de lo que somos. La Iglesia no puede vivir en guetos, con división, dejando a alguien fuera de la misión de evangelización, que es para todos”.
El motu proprio nos ayuda a “recordar que todos somos un pueblo sacerdotal. Esto incluye también a las mujeres, no podemos cometer este error, de que lo masculino es lo que tiene más espacio, lo que tiene más importancia, nada de esto”, insiste el obispo. Para él es un motivo de alegría “saber que el Papa Francisco nos está ayudando a abrir el camino, animando a las mujeres a ser más activas en todos los espacios posibles, pensando en que las mujeres puedan tener una mayor participación“. Según el obispo auxiliar de Manaos, “estos servicios ligados a la liturgia no pueden ser considerados los más importantes, ni los más indispensables en la organización de la Iglesia, ni en la dimensión pastoral, ni mucho menos en lo que se refiere a la dimensión teológica”.
Para Monseñor Albuquerque, la presencia de las mujeres, “para nosotros aquí en la Amazonia es casi indispensable, porque muchas comunidades no podrían celebrar si no tuvieran esta presencia y este liderazgo. La inmensa mayoría de nuestros dirigentes son mujeres, de diversos grupos de edad, también mujeres jóvenes que participan en esta primera línea“. El documento del Papa puede abrir la posibilidad de otros ministerios, dice el obispo, como es el ministerio del catequista. Él dice que “cuando se habla del catequista, el 90% son mujeres. Entonces, por qué no decir el ministerio del catequista, sería una forma de valorar este servicio tan necesario en la evangelización”. A partir de ahí “podemos pensar en otros ministerios, en este tiempo de pandemia, el ministerio de la consolación, rezar en el velatorio, dirigir las exequias. Son celebraciones que las mujeres ya hacen en muchos lugares donde no tienen el ministro ordenado, ni el sacerdote ni el diácono“, según el obispo auxiliar de Manaos.
Lo mismo ocurre con “el ministerio de la caridad, el ministerio de la ayuda a los pobres, no sólo de la visita, sino de la promoción de acciones concretas de solidaridad“, insiste monseñor José, recordando que “muchas mujeres están trabajando con los sin techo, con los emigrantes, con las personas que viven situaciones de fragilidad social, con estos millones que pasan por tremendas dificultades“. También la Pastoral del Niño, donde las mujeres “ejercen un verdadero ministerio, visitando a las familias, acompañando a los niños, a las embarazadas, ayudando en la formación espiritual, cuidando la dimensión sanitaria de la familia“, un ministerio que el obispo define como “casi revolucionario, son agentes pastorales que están actuando fuera del espacio físico de la comunidad, de la Iglesia“. Incluso dice que “hago una asociación con la persona de Jesús, que visita a la gente en sus casas, y allí evangeliza, comparte la vida de la familia y lleva ánimo y alegría”.
Ante la pregunta que algunos se hacen sobre por qué el Papa ya no es más valiente, monseñor José Albuquerque señala que “sabemos que los cambios no vienen de arriba, él está mostrando, en nombre de la Iglesia, lo que está haciendo el Espíritu Santo, todo este movimiento de cambio, de transformación que viene poco a poco desde las periferias, desde los lugares más lejanos”. En las comunidades más alejadas de la Amazonía, nos encontramos con “la actuación de verdaderas líderes, de mujeres que dan un hermoso testimonio de fe”. La Iglesia, de alguna manera en la Amazonía, sigue existiendo y caminando gracias a las mujeres, no tengamos duda, porque la gran mayoría de las que asumen los más diversos servicios, dentro y fuera de la comunidad eclesial, son mujeres”.
El motu proprio es una consecuencia del Sínodo para la Amazonia, donde monseñor Albuquerque fue uno de los padres sinodales. Él destaca que “esto fue unánime en la voz de las mujeres que estaban allí en el aula sinodal, pero también fue un coro muy repetido por muchos obispos, no sólo de América Latina, sino también de otras partes del mundo“. El obispo insiste en que “no podemos hablar y actuar así, dejando de lado a las mujeres o poniéndolas en un papel secundario”. Estamos ante “una forma de fortalecer la eclesiología del Vaticano II, somos el Pueblo de Dios en camino, y este pueblo no está atado a una estructura piramidal, al contrario, siempre estamos aprendiendo, revisando”.
El proceso de escucha del Sínodo para la Amazonía mostró la importancia de que “nadie quede fuera de este proceso”, las mujeres, los pueblos indígenas, las comunidades quilombolas, las comunidades ribereñas, las comunidades más alejadas. No podemos, dice monseñor José, “mirar a las mujeres como si fueran simples colaboradoras, también son protagonistas”, algo que señaló el Papa. Para él, “la gran lección del Sínodo fue que vale la pena sentarse a escuchar, y el Papa lo está haciendo, y por eso está incomodando, porque estas acciones nos obligan a salir de nuestra autocomplacencia”.
Esto es un reto, escuchar, algo que hace el Papa Francisco. El Sínodo “no fue sólo un momento formal, sino que está siendo muy respetuoso con todos los apelos que se han hecho. Y los apelos de las mujeres fueron muy fuertes, tuvo mucha resonancia, tanto que se empeñó en tener encuentros con las mujeres, religiosas, laicas, indígenas, vinculadas a los movimientos sociales, fue un momento muy hermoso que el Papa tuviera esa sensibilidad para encontrarse con ellas”. Sin olvidar que “fue el número más importante de mujeres que participaron en un Sínodo”.
El Sínodo pidió la creación del ministerio de la mujer líder de la comunidad. En la Arquidiócesis de Manaos, esto ya está ocurriendo en muchas comunidades, donde hay una coordinación, y la gran mayoría de ellas se confía a mujeres, elegidas en asamblea, que reciben una misión. Según monseñor José Albuquerque, “estas experiencias, sirven para mostrar que las mujeres, aunque no sea de manera oficial, ya ejercen este servicio“, destacando que más allá de lo que está vinculado a la cuestión litúrgica, las mujeres asumen la responsabilidad de la evangelización en ese barrio. El obispo reflexiona diciendo que “estamos ante esta dimensión de lo litúrgico, de lo sagrado, que sigue estando muy ligada a una figura masculina. Es sabio que el Papa nos ayude a darnos cuenta de que tenemos que dar un paso tras otro“.
“Hay que partir de estas experiencias en la base, en las periferias, todo lo que ocurre en la Iglesia tiene que ser así, no del centro a la periferia, ni de arriba a abajo, al contrario”, según el obispo. Destaca el “desafío de vivir esto como una acción del Espíritu y no como una respuesta sociológica a un desafío presente, es el Espíritu quien guía”. Para el obispo auxiliar de Manaos, “esto nos abrirá la posibilidad de otros ministerios”.
Alguien que es miembro de la Comisión Episcopal para los Ministerios Ordenados y la Vida Consagrada de la Conferencia Nacional de los Obispos de Brasil – CNBB, ve la necesidad de un trabajo conjunto entre las distintas comisiones que se ocupan de las diferentes vocaciones, porque “la vocación concierne a todos, no sólo a los que quieren ser ministros ordenados o religiosas”. Afirma que “cuando se publica un documento del Papa, es necesario estudiarlo, reflexionarlo y debatirlo para poder mirar nuestra realidad”, abriéndose a las diferentes experiencias que se dan en Brasil, que deben ser vistas como “una oportunidad para despertar y caminar juntos”, como “una invitación para que vivamos en comunión y unidad, aunque sea por la fe que tenemos en lo que representa para nosotros la autoridad de un Papa”.
La cuestión no es sólo de obediencia, “es una cuestión de vivir en comunión, de darse cuenta de que la voluntad de Dios se manifiesta en la palabra de nuestra autoridad superior, del Papa, en la que los obispos deben ser los primeros en llevar a todos lo que dice el Papa“, algo asumido por la gran mayoría del episcopado brasileño, que monseñor Albuquerque ve “en sintonía con estas reflexiones del Papa“.
Por último, el obispo auxiliar de Manaos afirma que hay que superar todo prejuicio que obstaculice el diálogo. Según él, “no entramos en este terreno de combatir el machismo que existe en la Iglesia a través de una actitud feminista, tenemos que huir de esta polarización, que no nos ayuda en absoluto”. Por eso, monseñor José defiende que “ganamos mucho más cuando sumamos, cuando somos capaces de entender lo bueno de todo en la vida”.
Gracias por haber leído este artículo. Si desea mantenerse actualizado, suscríbase al boletín pulsando aquí