¿De verdad que el Papa va a venir?
Ciudad del Vaticano
Los jóvenes acuden emocionados a ver a su sacerdote, el padre Roni Momika de Qaraqosh, en Irak, y le preguntan: “¿De verdad que va a venir el Papa? ¿Pero ha sido él quien ha querido venir a vernos?” Y se meten en Internet, leen sus encíclicas y googlean dónde está el Vaticano… quieren saberlo todo de él, especialmente desde que se han enterado de que “el Papa es amigo de los pobres, de las familias y de los jóvenes”. Roni tiene que repetirles: ¡Si, Si! ¡No es un sueño! ¡Va a venir! Y es que la emoción se ha apoderado de las llanuras del Nínive.
En la ciudad de Qaraqosh, conocida como la “capital cristiana” de Irak, la población se esmera por engalanarse para recibir a su huésped. Según Roni, se “colocan banderas, banderolas y pegatinas”, el gobierno trabaja también por mejorar las calles y la Iglesia local “reconstruye la Catedral de la Inmaculada Concepción”, destruida por el Estado Islámico en 2014 y donde todavía se leen los grafiti que pintaron en sus paredes.
Este fue el sueño de Juan Pablo II, quien, en su afán de apóstol, en una carta escrita en 1999 con motivo del Jubileo de la Iglesia Católica del año 2000, expresaba el deseo de poder acercarse a Irak en su viaje a Tierra Santa, al menos “si Dios quiere, visitar Ur de los Caldeos, lugar de los orígenes de Abraham”. Juan Pablo no pudo ver cumplido su deseo. Llegaron acontecimientos amargos.
El dos de mayo de 2010, una explosión sacudió el autobús en el que el brillante estudiante de matemáticas, Roni Salim Momika, viajaba a la universidad de Mosul. Al mismo tiempo, otra explosión sacudió su alma. La primera, lo mandó al hospital. La segunda, directo al seminario. Y es que quienes colocaron las bombas querían acabar con los cristianos, pero lo que consiguieron fue justo lo contrario.
Años más tarde, Roni sigue rezando por los miembros del ISIS. Ahora, de un modo especial, para que el viaje del Papa pueda también llegar a ellos, porque al final, como expone el lema del viaje papal: “todos somos hermanos”.
Parece que fue ayer cuando tuvieron que salir con lo puesto de Qaraqosh. Su Obispo, Yohanas Petros Mouche, le mandó irse con el resto, a lo que contestó: “Me quedo contigo”. Viendo entonces el riesgo que ambos corrían, Mouche dijo: “voy a rezar”. Se fue a su capilla y salió tras un minuto: “Vámonos de aquí”. Ellos salían por un lado de la ciudad, por la otra entraban los más terribles guerreros del Estado Islámico. No se quería ir porque, esta es su tierra, tierra de cristianos desde que Santo Tomás lo evangelizó, poco después de la Resurrección.
Y por fin, el sueño de Juan Pablo II se hace realidad. El domingo 7 de marzo, la agenda del Papa Francisco estará tan apretada que no podrá ni dormir su siesta. Sale temprano de Bagdad, vuela a Erbil. Ahí se encuentra con el presidente de la región del Kurdistán y con las autoridades civiles. De ahí, en helicóptero a Mosul. Reza en la plaza de la Iglesia. Después vuela a Qaraqosh, donde lo esperan Roni y sus jóvenes. Oración y celebración. Vuelta a Erbil, Misa. Finalmente, regreso a Bagdad para descansar por la noche.
Para preparar a todos los jóvenes, el padre Roni organizó junto con la Iglesia de Qaraqosh, un encuentro con 800 de ellos, venidos de todos los pueblos cercanos. Cantaron, bailaron y, sobre todo, rezaron. Recibieron además charlas de formación sobre diversos temas, sobre la figura del Papa y su constante llamamiento a la solidaridad. Le recordó un poco a lo que vivió en la JMJ de Madrid, en la que participó en 2011 cuando tenía 18 años.
Muy emotiva será sin lugar a dudas la visita del Papa a la catedral siro católica de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Bagdad. Un edificio enorme de betón que imita la forma de un barco. Allí, el 31 de octubre de 2010, cuando muchos, alrededor del mundo celebraban Halloween, un grupo de terroristas entraron y comenzaron a asesinar a todos los que asistían a Misa, en uno de los ataques más sangrientos a la comunidad cristiana de Irak. Fue entonces cuando el mundo tomó conciencia de la amenaza que sufre esta comunidad. Murieron 48 personas, entre ellas, los dos sacerdotes. Para Roni, esta visita es “un signo de que el Papa Francisco se acuerda de todos estos mártires, cuya vida y muerte tiene gran valor en la Iglesia Siro-católica”.
Roni expresó su convicción sobre la importancia que a nivel político tiene esta visita, sobre todo, el encuentro con Ali Al Sistani, uno de los líderes chiitas más influyentes en el mundo islámico. Este líder religioso de 90 años, ha tenido una influencia decisiva en Irak llamando a todos, independientemente de su religión, a reconstruir el país. Sus frases han llenado titulares en los periódicos, por ejemplo, que “Sólo buenos ciudadanos pueden hacer un buen país”. También es conocido su deseo de que los “iraquíes se unan para reconstruir el país sin caer en batallas de tipo étnico y sectario”.
Pero la mayor influencia será a nivel de las comunidades cristianas, que han vuelto a sus regiones de origen. La visita del Papa es un gesto que interpretan como: “Estoy cerca de vosotros, estoy con vosotros, estáis constantemente en mi oración”. Roni piensa que cuando vea al Papa “dará gritos de júbilo” y sonríe, porque su sueño se ha hecho realidad.
Esta historia ha sido posible gracias a la colaboración de Ángela Mengis
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