Misa Crismal, cardenal Poli: "Anunciar el Evangelio y proteger la vida"
Ciudad del Vaticano
El Jueves Santo, 1 de abril, el cardenal argentino y arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, presidió la santa Misa Crismal acompañado por el clero.
En su homilía, el purpurado recordó que la liturgia de la Palabra de la Misa Crismal es el origen de la misión apostólica. En referencia a las lecturas, resaltó las palabras del profeta Isaías que “son un bálsamo de esperanza para los enfermos, una promesa de liberación para los esclavos y prisioneros, como también un llamado al consuelo de los pobres y marginados".
Una esperanza que mucho tiempo después serían reforzadas por el anuncio de la Buena Nueva de Jesús, la voz del Hijo de Dios que "tomó un renovado realismo, que captó la mirada y la admiración de todos inaugurando el tiempo definitivo de la misericordia divina".
En este contexto, el cardenal Poli subrayó que desde ese instante, "el eterno presente del hoy de Jesús de Nazaret, recorre toda la historia de la Iglesia”, y se actualiza en cada misa crismal:
Sacerdotes: "No pierdan el fervor evangélico"
Animando a los sacerdotes a perseverar en el "fervor evangélico" sin perder la "alegría de la esperanza", el arzobispo de Buenos Aires afirmó que la caridad de Cristo nos apremia, "no solo en los barrios de Buenos Aires, sino en los desafíos de toda Argentina":
El aborto y la cultura del descarte
Asimismo, el cardenal Poli hizo referencia a la ley de la interrupción voluntaria del embarazo que fue aprobada en el país y que solo refuerza en la sociedad, una cultura de la muerte y del descarte:
Sembrar la Palabra de Dios
Ante la pobreza que golpea a Argentina y los sufrimientos causados por la actual pandemia, que son motivos lógicos para el desaliento; Su Eminencia reiteró al clero, "que la gracia de la unción del Jueves Santo, los anima a emprender nuevamente el anuncio de la Buena Noticia, con la convicción de que el Evangelio de Jesús ilumina toda la realidad humana".
“Podemos -aseveró el Primado- quedarnos con el libro de las lamentaciones en la mano o, por el contrario, abrazar la realidad que nos toca vivir en nuestras comunidades”, pero el ejemplo a seguir, es la parábola del sembrador que salió a sembrar la semilla de la palabra:
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