Día de la Reconciliación: Ser constructores de paz y sana convivencia
Alina Tufani - Vatican News
“La oración, la reflexión y el encuentro fraterno son medios a través de los cuales experimentamos el amor y la misericordia de Dios Padre, que nos acompaña y nos reconcilia con Él mismo, con los hermanos, con nosotros y con la Casa Común, de modo que nos convirtamos en artífices de paz”. Esta la intención que la Iglesia de Colombia para celebrar el Día de la Reconciliación promovido cada año por la Conferencia Episcopal de Colombia (CEC), en la festividad de la Exaltación de la Santa Cruz.
Con motivo de la visita apostólica del Papa Francisco a Colombia y del gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional, en Villavicencio en septiembre de 2017, refiere una nota publicada en el portal de la CEC - los obispos de Colombia acordaron instituir el Día de la Reconciliación, el 3 de mayo, fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Para ello, el Departamento de Liturgia del Secretariado Permanente del Episcopado, con la colaboración también del presbítero Diego Alberto Uribe Castrillón, profesor de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Medellín, ha elaborado un subsidio litúrgico para vivir la jornada, acorde al momento que vive la humanidad a causa de la pandemia.
El Día de la Reconciliación en Colombia es también ocasión para exhortar a los gobernantes y quienes trabajan en la construcción de la paz y la convivencia, “para que todas sus acciones sean inspiradas en la verdad, la justicia, el perdón y la reconciliación que vienen del Espíritu Santo”. Al pueblo colombiano, la invitación de los obispos es a “dejarse reconciliar con Dios” y que les conceda “el don de abrir puertas a todas y cada una de las personas que han vivido la dramática realidad del conflicto, y se conviertan en constructores de paz y sana convivencia”.
La CEC llama a orar por las personas que sufren por carecer de lo necesario para vivir con dignidad, es decir, subsistencia, protección y afecto, pero también para que la caridad los lleve a ser solidarios con ellos, sus familias y comunidades. Una oración que incluye a las familias, especialmente aquellas que “a causa de la violencia, el desplazamiento y el desconcierto han sufrido la dispersión”. Para ellas, los obispos exhortan que las personas e instituciones, “desde el Evangelio, se comprometan con ellas y experimenten la misericordia de Dios, Padre, que siempre las bendice y acompaña”.
El episcopado llama a los fieles a que en la Fiesta de la Exaltación de la Cruz, con fe y esperanza, dispongan sus corazones para que “este sacrificio nos limpie de todo pecado, nos alcance la gracia de la reconciliación y nos ilumine para caminar en la esperanza, de modo que podamos ser instrumentos de la paz de Dios en medio de nuestras comunidades”.
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