Iglesia de Ecuador solidaria con Colombia ante la ola de violencia “sinrazón”
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
Profundo dolor manifiestan los obispos de Ecuador por la “violencia y sinrazón que se han apoderado de Colombia”, tras una semana de protestas sociales que han desembocado en enfrentamientos, represión, vandalismo y muerte en varias ciudades del país. “Nos sentimos muy cerca del pueblo colombiano”, expresa la Conferencia Episcopal de Ecuador (CEE) en una misiva de la presidencia que recuerda la historia que acomuna a ambos pueblos.
Los obispos ecuatorianos rechazan toda clase de violencia, “venga de donde venga, sea cual sea”, pues ésta – afirman - debe ser enfrentada con generosidad y patriotismo”. Junto a los obispos colombianos reiteran que la violencia no soluciona nada y produce solo más sufrimiento y más muerte.
No obstante, el episcopado ecuatoriano reconoce que los problemas sociales no enfrentados por décadas producen igualmente sufrimientos, en particular, “la “hipocresía de quienes identifican la paz con el silencio cómplice, con la indiferencia egoísta y con la retórica del status quo” como han denunciado los obispos colombianos en su llamado a la Jornada de Oración, ayer, 7 de mayo.
“En Colombia como el resto de América Latina, desde hace mucho tiempo, la inequidad, la pobreza, el desempleo, el hambre han invadido las familias, han corroído la esperanza, han destruido los sueños, han vuelto a abrir las heridas”, afirman los obispos ecuatorianos.
En este contexto, la CEE implora junto a la Iglesia y el pueblo de Colombia para que “Dios convierta los corazones de piedra y que les permita construir una Colombia de fraternidad”. “Una Colombia – dicen – en la que todos los que faltan a la mesa del pan y de la vida sean necesarios y no simples cifras de una fría estadística”.
Al finalizar, los obispos se hacen eco de las palabras de Papa Francisco en su visita a Colombia, en 2017: “Es la hora para desactivar los odios, renunciar a las venganzas y abrirse a la convivencia basada en la justicia, en la verdad y en la creación de una verdadera cultura del encuentro fraterno”.
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