México. Elecciones 6 de junio. Iglesia exhorta a católicos a buscar la mejor opción

Ciudad del Vaticano

El 6 de junio, unos 93,5 millones de mexicanos serán convocados a las urnas para elegir 500 diputados federales, 15 de 32 gobernadores estatales, 30 congresos locales y 1.900 concejos municipales. Ayer, la Arquidiócesis de México, en el editorial dominical de su semanario "Desde la Fe", ha invitado a los católicos llamados a votar en junio "al discernimiento, a separar las necesidades reales de las ofertas fáciles, los derechos humanos de las ideologías, y a buscar la mejor opción, más allá de la oferta del mercado y de los ataques entre candidatos", exhortando a los propios candidatos "a anteponer el bien común y los temas cruciales, antes que sus objetivos personales."

El organismo católico, al subrayar que en tiempos de elecciones "es recurrente que surjan preguntas sobre el papel que puede jugar la Iglesia católica" durante la campaña electoral, se preguntó si la postura de la Iglesia en temas públicos podría representar una violación del Estado laico, recordando cómo en México, el vínculo entre la política y la Iglesia siempre ha sido "muy delicado". Las relaciones Iglesia-Estado, de hecho, han provocado al menos dos grandes guerras internas: la llamada Reforma, en 1857, y la Cristera, 69 años después de la primera. Sin embargo, la respuesta de la Arquidiócesis fue "no", no representa una violación, porque "la Iglesia tiene la libertad y el derecho de difundir su doctrina, siempre y cuando no se asocie a una opción política o haga proselitismo a favor o en contra de una opción determinada". El texto explica que "la labor del sacerdote, en los asuntos públicos, consiste en ayudar a iluminar la conciencia de los fieles para que el discernimiento ayude a construir el bien común", pero que "corresponde a los fieles laicos participar activamente en la construcción de cualquier opción política que busque dar gobiernos y mejores resultados a este país".

Citando las palabras de Benedicto XVI, la Arquidiócesis de México ha recordado, por último, que "cuando las iglesias o las comunidades eclesiales intervienen en el debate público, expresando reservas o recordando determinados principios, ello no constituye una forma de intolerancia o de injerencia, ya que tales intervenciones tienen como única finalidad iluminar las conciencias, permitiéndoles actuar libre y responsablemente según las verdaderas exigencias de la justicia, aunque ello pueda entrar en conflicto con situaciones de poder o intereses personales."