Monseñor Ulloa pide una "moratoria minera" en Panamá
Ciudad del Vaticano
El domingo 6 de junio, solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo, Monseñor José Ulloa Mendieta, Arzobispo de Panamá, celebró una Misa en la parroquia San Francisco de Asís Casco Antiguo.
En su homilía el mitrado subrayó que esta celebración es una "oportunidad para conocer mejor la riqueza del sacramento de la Eucaristía, valorar con mayor profundidad el amor de Cristo, que se nos ofrece en este sacrificio".
Corpus Christi: fiesta de presencia real
"El Corpus no es solo fiesta de recuerdos, es sobre todo fiesta de presencia real", dijo Monseñor Ulloa, destacando que antes de morir, "Jesús nos hizo entrega de su Cuerpo, de su presencia no meramente simbólica, sino real, verdadera y substancial en la Eucaristía".
En este sentido, el arzobispo de Panamá recordó que la Eucaristía "es el sacramento del Dios que no nos deja solos en el camino, sino que se pone a nuestro lado y nos orienta hacia la dirección correcta" y lanzó una invitación:
Familia: célula fundamental de la sociedad
Asimismo, en el mes de junio, mes de la familia, Monseñor Ulloa hizo hincapié en la importancia de profundizar en la célula fundamental de la sociedad y de la Iglesia:
El prelado destacó que la familia "es escuela de humanidad, escuela que enseña a poner el corazón en las necesidades de los otros, a estar atento a la vida de los demás" y reafirmó que sin el calor de hogar, "la vida se vuelve vacía, comienzan a faltar las redes que nos sostienen en la adversidad, las redes que nos alimentan en la cotidianidad y motivan la lucha para la prosperidad".
Acciones que amenazan con convertir Panamá en "país minero"
Por otra parte, el prelado aseveró que en el marco de la celebración del 5 de junio, Día Mundial de Medio Ambiente, diversas entidades católicas han manifestado en un comunicado su preocupación frente a algunas acciones que amenazan con convertir a Panamá en un “país minero”.
Ya nos ha dicho el Papa -afirmó Ulloa -las exportaciones de algunas materias primas para satisfacer los mercados en el Norte industrializado han producido daños locales, como la contaminación con mercurio en la minería del oro o con dióxido de azufre en la del cobre. "Estamos envenenando la Casa común y ante esto la Iglesia no puede quedarse en silencio", añadió.
Abrir un espacio auténtico al diálogo
Por eso, el prelado puntualizó que a la Iglesia panameña le parece justo atender lo que plantean los grupos católicos al respecto: Abrir un espacio de amplio y auténtico diálogo que involucre a todos los actores y no descartar una moratoria minera total como resultado del proceso; además que el Ministerio de Comercio e Industria suspenda la nueva concesión de 25 mil hectáreas hasta que el proceso anteriormente mencionado llegue a su término (Resolución no. 89 de 12 de mayo de 2021) y que el gobierno cumpla efectivamente con el vigente Acuerdo Escazú con respecto a los procesos para una verdadera participación en la toma de decisiones de las comunidades afectadas.
"Atender el clamor de las comunidades y nuestros movimientos pastorales. Hoy más que nunca debemos estar unidos para cuidar nuestra Casa Común, es la única herencia que podemos dejar a nuestros hijos un país donde cada uno de los ciudadanos protejamos nuestra tierra, agua y los bosques. Que sea la ética del cuidado que guíe la política de nuestro país", concluyó Monseñor Ulloa.
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