Ecuador, Justicia y Paz: el deporte como forma concreta de trabajo en equipo

Isabella Piro – Ciudad del Vaticano

"Ecuador es nuestro equipo. Si caminamos juntos y unidos, eliminaremos la discriminación, la corrupción, la injusticia; los intereses personales y de grupo quedarán atrás y los más desfavorecidos tendrán prioridad": así escribe la Comisión Episcopal de Justicia y Paz de Ecuador, en una nota que llega dos días antes del inicio de la 32ª edición de los Juegos Olímpicos, prevista hasta el 8 de agosto en Tokio, Japón. "El deporte es un ejemplo de unidad, de encuentro, de solidaridad, de fraternidad, de diálogo, de esfuerzo, de trabajo colectivo e individual - se lee - es un ejemplo de disciplina fuerte, de sueños, de utopías, de triunfos y de derrotas; un ejemplo de bienestar, de coordinación, de estrategias y de tácticas, de metas y objetivos éticos". En la práctica, el deporte "tanto física como espiritualmente, es una forma de vida que permite descubrir la grandeza del trabajo en equipo, la fuerza de la unidad y la colaboración mutua, la eficacia de la solidez y la autodisciplina".

Además, Justicia y Paz subraya que las actividades deportivas son también "un formidable campo de entrenamiento diario" y requieren "no sólo habilidades técnicas, sino también preparación y determinación, paciencia y aceptación de la derrota, espíritu de equipo y voluntad de trabajar con los demás para ser felices y positivos". Incluso esas disciplinas llamadas "individuales", de hecho, "siempre ayudan a unir a la gente, a crear relaciones entre los atletas que, a pesar de venir de diferentes orígenes, se unen y luchan por un objetivo común". Y estos dos aspectos - "estar unidos y tener un objetivo común"- son especialmente "importantes", subraya la Comisión Episcopal.

Llamamiento a la inclusión

A continuación, se hace un fuerte llamamiento a la inclusión: "Cuando practicamos un deporte de equipo", subrayan los obispos, "nadie queda fuera o excluido; nadie se aprovecha del otro; nadie actúa con engaño o arrogancia o abusa de su papel, sino que todos están dispuestos a caminar hacia un único objetivo, que es el éxito". Esto implica, continúa la nota episcopal, también "tender la mano a los que han fracasado o se han equivocado; no denigrar a los que no destacan, sino tratarlos como iguales", porque "el trabajo en equipo significa apoyo y comprensión mutuos".

El individualismo impide el desarrollo

En el deporte, como en la vida, los grandes objetivos se consiguen juntos, en equipo", añaden los obispos, "y esto es válido para cualquier actividad, situación y circunstancia humana". El individualismo, de hecho, "impide el desarrollo y obliga a los pueblos a la pobreza, la injusticia, la guerra, la corrupción, la impunidad", provocando "con la arrogancia, la prepotencia y el egoísmo", "un círculo vicioso que conduce a la muerte física y espiritual". En este sentido, pues, señalan los prelados de Quito, el deporte puede ser "una medicina contra el individualismo de nuestras sociedades, que a menudo genera un yo aislado y triste, que nos incapacita para jugar en equipo y para cultivar la pasión por una buena idea".

Trabajar en equipo para lograr la dignidad de todos

La Comisión Episcopal de Justicia y Paz subraya que Ecuador "conoce la fatiga, el cansancio, la decepción; pero también conoce y vive la esperanza de dar lo mejor de sí mismo cada día para salir adelante, superar los miedos, reconocer los límites y luchar por una realidad más justa y solidaria". En este sentido, Ecuador es "un equipo": porque "nadie puede vivir en paz mientras haya un ecuatoriano sin trabajo, sin vivienda, sin educación, sin acceso a los servicios básicos". De ahí la exhortación final de los obispos a trabajar juntos para lograr "una vida digna para todos".