Obispos de Venezuela: un país dividido va a la ruina, trabajen por la unidad
Isabella Piro - Ciudad del Vaticano
Es un análisis lúcido y a la vez muy amargo el realizado por la Conferencia Episcopal de Venezuela (Cev) en la Exhortación Pastoral emitida al término de la 165ª Asamblea Plenaria Ordinaria, celebrada del 7 al 9 de julio en modo virtual. Los obispos se centran en la "grave crisis" que atraviesa el país, agravada por la pandemia de Covid-19: hasta ahora se han producido más de 280.000 contagios y más de 3.300 muertes, mientras que los hospitales "carecen de personal" y de los equipos y medicamentos necesarios. La gente tiene que cuidarse", escribe la Cev, "y como siempre son los pobres los que más sufren. Con todo ello, los obispos denuncian "la falta de un plan serio de vacunación": "No se puede jugar con el sagrado derecho a la salud", subrayan, e instan al Gobierno a poner en marcha "una política seria y auténtica" en este ámbito, proporcionando "por igual, para todos, las vacunas reconocidas y autorizadas por la Organización Mundial de la Salud".
La referencia, en concreto, es a la vacuna cubana "Abdala", considerada por varios centros científicos "un experimento biológico no autorizado" y, por tanto, "no implementable" en Venezuela, dejando de lado "todas las posiciones interesadas, sesgadas e ideológicas". Y el tema de la ideología vuelve también en el párrafo que la Cev dedica a la llamada "ideología de género": los obispos definen su imposición como "un peligro real", ya que ese pensamiento "contradice la verdad científica y el sentido común". "Es una colonización ideológica", subrayan los prelados, promulgada "por grandes intereses económicos", y que tiene "consecuencias imprevisibles para la educación de los niños y adolescentes." De ahí el llamamiento a proteger a las jóvenes generaciones que "crecen cada día en el desarrollo de su afectividad e identidad sexual".
La cuestión de la formación de los jóvenes es también el telón de fondo de otro llamamiento lanzado por la Exhortación Pastoral en favor de los docentes: "víctimas de la compleja situación humanitaria" que vive Venezuela, de hecho, los profesores tienen a menudo salarios mínimos, cercanos a la "extrema pobreza", mientras que, por parte de los alumnos, "la tasa de abandono escolar es alarmante". No sólo eso: pensar que la enseñanza a distancia es una solución es sólo "una ilusión, dado que menos del 20% de las familias del país tienen acceso a Internet". Por ello, los prelados relanzan la idea de un Pacto Educativo Global -invocado tantas veces por el propio Papa Francisco- para que la escuela, las familias, el gobierno y la economía aborden juntos esta cuestión crucial, creando verdaderas "alianzas educativas" que garanticen "compromisos comunes."
La Exhortación Pastoral reitera también el llamamiento a poner fin a la violencia y a la criminalidad que ya se ha puesto en marcha en los últimos días, tras algunos graves hechos de sangre ocurridos en Caracas, y reitera la necesidad de poner "la seguridad personal de los ciudadanos por encima de cualquier otro interés". Los prelados también declinaron esta invitación al denunciar las "violaciones de los derechos humanos" que se cometen a menudo en el país, incluso en detrimento de algunas ONG: se trata de "violaciones confirmadas también por el ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos) y que violan el artículo 2 de la Constitución, según el cual Venezuela es un Estado democrático, de derecho y de justicia". "Pedimos la protección de la integridad física y la liberación inmediata de los miembros de todas las organizaciones que velan y luchan por los derechos de todos los venezolanos", dicen los obispos.
Y de nuevo: la Exhortación Pastoral señala con el dedo las desavenencias y antagonismos políticos basados en "las ambiciones personales y el ansia de poder", agravados en vista de las próximas elecciones locales, previstas para el 21 de noviembre. Estas consultas son "una excelente oportunidad para promover el bien común -añade la Cev- al que no se le da mucha importancia". De ahí la invitación a "dejar de lado los intereses particulares" y "tomar medidas concretas para buscar el bienestar de todos y atender las necesidades de los más vulnerables".
Pero tras esta reflexión sobre la dramática realidad nacional, en la segunda parte de la Exhortación Pastoral, la Cev hace un llamamiento a la solidaridad y a la unidad, desde la esperanza cristiana. "Sólo si unimos nuestros esfuerzos y nuestras voluntades podremos sacar el país adelante -afirman los prelados- Sólo tomando conciencia del protagonismo de todos los miembros del pueblo venezolano, único y verdadero sujeto social, podremos alcanzar la meta tan deseada por la gran mayoría del pueblo: reconstruir nuestra nación." En esencia, es la admonición de los obispos, "ante la invasión político-cultural extranjera en la que nos encontramos, debemos recuperar la autonomía y la libertad como ciudadanos y como nación." En la práctica, esto implica "emprendimiento, solidaridad, promoción de la dignidad humana, lucha por la justicia", todo ello en la perspectiva "de la caridad de Cristo" y no de las "ideologías".
Naturalmente, lo central deberá ser "la erradicación de la pobreza y de la miseria material y moral de los pueblos", gracias a esfuerzos conjuntos que permitan "avanzar unidos hacia el desarrollo humano integral" de todos. A este respecto, los obispos recuerdan el principio de "sinodalidad", definiéndolo como "una importante contribución que la Iglesia da al país", así como "una invitación a caminar juntos, como una sola persona". "En este momento", dice el documento de los obispos, "Dios nos llama a la solidaridad, que es pensar y actuar en términos de comunidad y dar prioridad a la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También implica "escuchar el grito angustiado y esperanzado de los pobres, analizar la situación y promover la organización comunitaria, social y política para combatir las causas estructurales de la pobreza".
La Exhortación Pastoral concluye con una invocación a la Virgen de Coromoto, Patrona del país, y al Beato José Gregorio Hernández, el "médico de los pobres" que fue elevado al honor de los altares el pasado 30 de abril, para que acompañen a Venezuela en su refundación "como compromiso al que Cristo nos llama".
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