Afganistán: cercanía y solidaridad de los presos italianos

Davide Dionisi - Ciudad del Vaticano

Mientras el mundo entero tiene los ojos puestos en Afganistán, también tras los terribles atentados del pasado jueves, se multiplican las iniciativas de solidaridad con los que huyen de Kabul. Incluso las cárceles italianas están expresando su cercanía y participación en el dolor que sufren los refugiados.

La agrupación de Capellanes de Prisiones y Cáritas han recogido la petición de muchos internos que quieren mostrar su apoyo, incluso como reclusos, a todos los que salen del país y han organizado dos días de oración. Han querido responder al llamamiento del Papa Francisco que ha pedido a toda la Iglesia y a todas las personas de buena voluntad que recen al Dios de la Paz "para que cese el estruendo de las armas y se encuentre una solución en la mesa del diálogo".

La cárcel: cenáculo de la solidaridad

"Sólo donde hay sufrimiento y el drama de la soledad podemos comprender aún mejor el sufrimiento de los demás", explica Don Raffaele Grimaldi, Inspector General de Capellanes de Prisiones. "Por eso he invitado a los capellanes de nuestros Institutos, que siguen con aprensión la suerte del pueblo afgano, junto con los voluntarios y los operadores, a promover una oración de solidaridad, para que durante las Santas Misas de hoy y mañana, las casas de reclusión se conviertan en Cenáculos de solidaridad y cercanía al pueblo afgano".

El arma silenciosa y poderosa de la oración

El padre Grimaldi está convencido de que la oración es "un arma silenciosa y poderosa que atraviesa los cielos y llega al corazón de Dios". "La oración del corazón nos hace sentirnos cerca de un pueblo lejano; nadie debe sentirse abandonado porque la Iglesia siempre ha abierto sus puertas a la solidaridad y a la hospitalidad, construyendo un diálogo con todos, el único camino posible para ayudar a las personas en dificultad, como las de Afganistán, donde los débiles son aplastados por la violencia.

"Los internos de nuestras instituciones -continúa el capellán-, a pesar de su condición de reclusos, están siempre atentos a los dramas y situaciones críticas que se dan fuera de los muros. Las puertas cerradas y enrejadas de nuestros centros penitenciarios no dificultan ni impiden que la oración se escape para envolver un mundo que sufre por la violencia y el egoísmo de la humanidad".