Congreso CLAR: Interculturalidad y protección de menores
Ciudad del Vaticano
La CLAR, en el marco del Congreso Virtual Continental, se lee en un comunicado, se ha solidarizado con los hermanos haitianos y con la Iglesia en este país, sobre todo cuando los primeros reportes de las autoridades apuntan a un gran número de damnificados, víctimas fatales y grandes daños. Además de una alerta de tsunami.
La Hna. Daniela Cannavina, secretaria general de la CLAR, ha recordado que las hermanas Dominicas de la Presentación de Haití, que el viernes estaban conectadas al congreso, ayer, en cambio, estaban "acompañando a muchos hermanos sufrientes en este país”. La lectura orante del día fue dedicada a los hermanos de Haití, quienes en estos momentos también sufren los rigores de una crisis social y política sin precedentes. Hasta el momento no hay cifras oficiales sobre el número de víctimas fatales y daños materiales.
Plantar cara frente a los abusos
Uno de los temas tratados fue el de la cultura de los cuidados con el taller “Cuidado y Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Adultos Vulnerables”, moderado por el Hno. Jesús García, ecuatoriano, miembro de la Comisión de Cuidado y Protección de la CLAR.
Sin duda, se lee en el segundo comunicado del congreso, la realidad del abuso ha tocado muy hondo “nuestra identidad y nuestra misión como religiosas y religiosos, porque muchos nos vimos sobrecogidos al constatar que hubo casos al interior de nuestras propias comunidades”. En estos términos los especialistas de la Comisión de Cuidado y Protección de la CLAR han planteado este terrible flagelo, que afecta no sólo a la Iglesia, sino a las familias y a toda la sociedad.
El estupor, se lee en la nota, es debido a la dificultad de creer que personas cercanas a cada uno de ellos, "conocidas por años y muy queridas, habían sido capaces de un crimen semejante. El sentimiento de vergüenza se debió, no sólo al escándalo, sino principalmente, al reconocer que habíamos fallado a nuestro llamado de ser sembradores de la Buena Nueva”, han lamentado.
En conclusión, durante el taller de Cuidado y Protección de Niñas, Niños, Adolescentes y Adultos Vulnerables, los especialistas de la CLAR aseguraron que “ya sea por omisión o por encubrimiento es nuestra responsabilidad denunciar o establecer estrategias de prevención… e incluso por ignorancia…todos hemos sido parte del problema”. Han renovado su compromiso por el "Reino anunciado por Jesús de Nazareth, nuestro Hermano y nuestro Maestro". Y señalaron que esta realidad del abuso en el interior de la Iglesia y comunidades religiosas no debería sumirlos en la derrota y en la desesperanza; más bien, se lee en la nota, es una oportunidad de retomar una vez más la originalidad y autenticidad de nuestra llamada carismática.
“Vida Religiosa en clave Intercultural”
Este tema estuvo a cargo de la Hna. Adriana Carla Milmanda, de la Congregación Misionera de las Siervas del Espíritu Santo y actual Superiora Provincial de su congregación en Argentina sur. La religiosa ha señalado que “la interculturalidad emerge, desde el mundo y la realidad actual de nuestras congregaciones, como una clave de lectura y un horizonte de construcción y deconstrucción para la Vida Religiosa hoy”. Asimismo, ha destacado que “los fenómenos de las migraciones y los desplazamientos masivos compulsivos o forzados por la violencia, el cambio climático, la persecución política o religiosa, la pobreza, los nacionalismos, la xenofobia o la falta de oportunidades, hace que se cuenten en millones las personas que -diariamente- se movilizan de un lado al otro del mundo”.
Los efectos de esta interconexión global se han intensificado con la pandemia, y "ha profundizado las brechas que nos separan; por ejemplo, el desigual acceso a los centros de salud, medicación, oxígeno, vacunas”. Frente a estos desafíos, señala la hermana, la interculturalidad es una de las claves para la Vida Religiosa de hoy. Por tanto, “animémonos a vivir en esta clave las diferencias culturales que nos rodean y atraviesan renombrando experiencias de encuentros con otras y las propias culturas” y “abrámonos a los nuevos universos que estos encuentros traen llenos de melodías, llenos de gritos, que claman por ser escuchados. No será un camino romántico, implicará kénosis y conversión”.
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