Mes de la Biblia: Entronizar, enaltecer y profundizar la Sagrada Escritura
Alina Tufani - Ciudad del Vaticano
Septiembre, Mes de la Biblia es también, este año para los mexicanos, el mes del Bicentenario de la Independencia, es decir, una oportunidad para dar gracias al Señor y pedir su misericordia y su paz en este “tiempo de turbulencia” causado por la pandemia. Así lo expresa la carta de invitación de la Dimensión de Animación Bíblica de la Pastoral de la Conferencia del episcopado mexicano (CEM) para que fieles laicos y pastores de la Iglesia promuevan iniciativas que conduzcan a la fuente de la vida cristiana, la Sagrada Escritura.
“Con el profeta Ezequiel sabemos que la Palabra de Dios anima a los que se puedan sentir cansados o desalentados por el azote de la epidemia y de otros males, como la violencia y la criminalidad”, se lee en la nota firmada por mons. Adolfo Miguel Castaño Fonseca, Obispo de Azcapotzalco y responsable de la Animación Bíblica de la Pastoral
12 formas de entronizar la Biblia
En línea con las perspectivas planteadas en el Proyecto Global de Pastoral (PGP), el episcopado mexicano quiere “presentar a Jesucristo vivo y resucitado, cercano, compañero de camino, que amplía horizontes y que nos da confianza ante las realidades tan difíciles y complejas que vivimos, incluida la pandemia del SARS-CoV-2”.
En este contexto, la Pastoral Bíblica presenta una serie de 12 subsidios que, bajo el título “Entronizando la Biblia”, busca difundir la Palabra de Dios, enaltecerla y profundizar en ella. Igualmente, a través de los Centros de Formación Bíblica se realizará una serie de diez talleres para reflexionar el "Misterio de la Redención desde el PGP" que se espera sean implementados en parroquias y demás comunidades de fe, especialmente, entre los diversos agentes de pastoral.
Imitar la fidelidad de San José al Verbo de Dios
“Deseamos que este año, dedicado a San José, sea una oportunidad para imitar la fidelidad de este santo en el cuidado que tuvo para con el Verbo de Dios encarnado en el vientre purísimo de la Virgen María y que quiso habitar entre nosotros, para compartir nuestras penas, sufrimientos y fatigas, pero también para infundirnos esperanza en nuestras luchas y esfuerzos”, concluye mons. Castaño Fonseca en su mensaje.
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