Padre Sosa a los jóvenes de CVX: la comunidad es necesaria para vivir la fe cristiana
Ciudad del Vaticano
“Los animo a reconocer y disfrutar la diversidad de sus culturas, gustos y modos de expresarse… y desarrollar la creatividad necesaria para integrar la complejidad de las situaciones que les toca vivir e imaginar nuevas formas de relaciones más humanas”, fue el aliento del Padre Arturo Sosa Abascal, Prepósito General de la Compañía de Jesús, en su Mensaje a los participantes en el Encuentro Mundial de Jóvenes de la Comunidad de Vida Cristiana (CVX), realizado del 29 al 31 de julio, de forma virtual y titulado "Embrace the world in an ignatian way" (Abrazar el mundo de manera ignaciana).
Jóvenes protagonistas del cambio de época
En un vídeo grabado para el Encuentro Mundial de Jóvenes de la CVX y dado a conocer en la fiesta de San Ignacio de Loyola, el 31 de julio, el Padre General alentó a los participantes a «elegir el camino de futuro en el que encuentre sentido su vida», a hacerlo «desde la esperanza» y a tomar «la decisión de recorrerlo». Asimismo, el Prepósito General de la Compañía de Jesús recordó que «los jóvenes son los protagonistas principales del cambio de época del que todos hablamos», aunque «lo vivimos sin comprender y ni siquiera imaginamos su magnitud».
Transformar las estructuras injustas
El Padre Arturo Sosa respondiendo a varias preguntas de jóvenes incidió en que, «al identificarnos con Jesús en Cristo y ser movidos por su amor, entramos en sintonía con los crucificados de este mundo», y valoró «la generosidad de tantísima gente» en este tiempo de pandemia, cuando no solo se han puesto a prueba la medicina y los sistemas sanitarios, sino que también ha salido a relucir «la profundidad de la injusticia incrustada en las actuales relaciones sociales en todos los niveles». «La mayor contribución de ustedes, los jóvenes – precisó el Religioso – sería tomar conciencia de lo sucedido, profundizar en su significado y confirmar el compromiso con la transformación de las estructuras injustas que dominan la humanidad».
Acoger la pluralidad sin temor
El Padre General también invitó a los jóvenes participantes a «acoger la pluralidad y acercarse con serenidad a lo distinto», como algo plenamente cristiano: «Acoger la pluralidad comienza, siguiendo el ejemplo de Jesús, por no juzgar ni condenar. Significa perder el miedo de acercarse a lo diverso y estar dispuesto a percibir la novedad como alternativas de vida y no como amenaza a lo que es habitual. […] Dentro de la diversidad se encuentran posibilidades de vida y también de muerte. Adentrarse en ella requiere desarrollar el discernimiento de los caminos del buen espíritu y los del maligno».
Reafirmar la elección que hemos hecho
Con la mirada puesta ya en los jóvenes de CVX e ignacianos, el Jesuita reivindicó el valor del examen del día para «reconocer la presencia de Dios» y «reafirmamos constantemente la elección que hemos hecho». «El examen ignaciano se asemeja a un colirio que refresca la vista y permite percibir con mayor claridad la acción de Dios en la historia humana, en la vida del grupo y en la mía –explicó–. […] Permite ver si lo que hago cada día se mantiene dentro de la elección de vida hecha o si, por el contrario, se va enfriando esa opción y me voy alejando del camino elegido». Asimismo, en pleno Año Ignaciano, el General de los Jesuitas remarcó la importancia de la oración para vivir en libertad, con un «desapego de los afectos desordenados», al tiempo que aseguró que «la experiencia del Dios de Jesús no es intimista sino personal y apostólica» y que «la comunidad es necesaria para vivir la fe cristiana».
El Encuentro virtual de los jóvenes de la CVX
En términos parecidos, el Presidente de CVX España, Eduardo Escobés, pidió a la juventud hacer «una contribución real a una sociedad y una Iglesia que necesita nuestra participación». Por su parte, el Presidente mundial de CVX, Denis Dobbelstein, en videollamada desde Bélgica, pidió a los más de 130 jóvenes de 52 países que se sintieran «cómodos en CVX» y que fueran «contemplativos en la acción» porque «nos urge a abrazar el mundo» —sin caer en la autorreferencialidad—, y señaló que, si CVX realmente es un «regalo para la Iglesia y el mundo», «el Espíritu Santo jugará su papel».
Recogiendo el guante, los participantes del Encuentro Mundial de Jóvenes de CVX hicieron público un manifiesto consensuado en distintas sesiones de trabajo en el que, partiendo de las «heridas» del mundo, se ofrecen a «colaborar en la construcción de una Iglesia más abierta y cercana a todas las personas, especialmente a aquellas que más sufren». Entre otros puntos, apuestan por aprovechar los ejercicios espirituales y las redes ignacianas y trabajar a favor del encuentro con los más pobres, «ya sea material, psicológica o espiritualmente», «el desarrollo humano integral», el «diálogo entre toda la diversidad de culturas y personas, más allá de las fronteras» y el «diálogo intergeneracional».
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