Sudán del Sur, Kussala: las religiones están unidas por la paz, pero se necesita ayuda
Federico Piana – Ciudad del Vaticano
"Fue una misión de Dios". El viaje de paz que los líderes religiosos de Sudán del Sur realizaron a ciudades y pueblos del país finalizó el 10 de agosto y, según el Obispo de la Diócesis de Tombura-Yambio y miembro de la delegación, fue un éxito. "Llegamos al corazón de las personas que sufrieron la violencia, les mostramos cercanía y compasión", dice Monseñor Edward Hiiboro Kussala. La misión, formada por representantes de diferentes religiones y algunas organizaciones internacionales, tuvo la ardua tarea de reunirse con la población y los dirigentes políticos para intentar poner fin a los enfrentamientos tribales que desde hace años producen muerte y opresión en una nación sumida en una pobreza endémica y una grave crisis institucional. "Nuestros mensajes de amor y reconciliación han hecho bien a las personas que los han escuchado", asegura Monseñor Hiiboro Kussala.
¿Su mensaje de paz ha sido recibido también por los distintos grupos que se enfrentan entre sí?
El mensaje, sustancialmente, ha llegado. Sin embargo, como suele ocurrir, no todos tienen la voluntad de recibirla. Hay personas que escuchan, otras que no quieren que llegue la paz porque ganan mucho con las situaciones de conflicto. Puedo decir que más del 75% de las personas con las que nos reunimos entendieron nuestro mensaje: son principalmente mujeres, niños y personas mayores de buena voluntad. También rezamos mucho con ellos.
¿Cuál es la situación actual del país?
El problema más grave es la falta de liderazgo. Sin ella, sin un gobierno fuerte y organizado, se crean las condiciones para la confusión. Ahora hay muchos grupos políticos que no pueden ponerse de acuerdo por el bien del país. Y luego hay una falta de justicia. Por ejemplo, los culpables de asesinato sólo van a la cárcel durante un día y luego vuelven a la libertad. Además, no hay una fuerza policial que imponga el orden y la seguridad.
Y luego está la pobreza...
La gente ya no tiene comida, medicinas, productos de primera necesidad... Y muchos recurren a la violencia para conseguirlos. Los ciudadanos sufren mucho y a menudo me dicen: "Obispo, no tenemos comida, no tenemos medicinas, ayúdenos", pero ¿qué puede hacer nuestra pobre Iglesia? ¿Dónde podemos encontrar el dinero para ayudar?
¿Así que la Iglesia también está en dificultades?
La Iglesia sólo tiene autoridad moral. Nada más. He intentado pedir ayuda a muchas organizaciones internacionales, pero debido a la pandemia ya no pueden hacer nada por nosotros. Me dicen: "Padre Hiiboro, no tenemos dinero, tenemos que pensar en nuestra gente".
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