Guatemala. Vida religiosa comparte el grito de justicia y equidad que brota del pueblo
Alina Tufani-Ciudad del Vaticano
La Vida Religiosa Itinerante de Guatemala, conglomerado de religiosos y religiosas, publicaron en una página “cedida”, robada a la publicidad, por el centenario diario La Hora, un manifiesto de cercanía y solidaridad con el pueblo guatemalteco. “Queremos manifestar que acogemos con sencillez, pero también con decisión la palabra, las voces y los gritos de los diversos sectores del pueblo de Guatemala”, dice el comunicado "Caminemos con el Pueblo de Guatemala" como un abrebocas, no ciertamente alentador, en su recuento de los 200 años de Independencia del país, de un pueblo “que ha llegado a su mayoría de edad, este pueblo mayoritariamente indígena, que es la mayor riqueza de toda la historia de Guatemala”.
Una larga historia de bloqueos
“No han sido doscientos años fáciles, tal vez una historia para el olvido”, es la frase lapidaria que introduce la lista de “BLOQUEOS”: de la historia, de las aspiraciones, sueños de libertad, tradiciones y esperanzas. Bloqueos que llegan hasta hoy en el “grito de las mujeres humilladas a lo largo del conflicto armado interno, antes y después”, en el grito de los mártires, de los niños desnutridos, de los migrantes que mueren “buscando el sueño norteamericano” o de los jóvenes que no ven futuro.
“Cuando el pueblo de Guatemala empezó a salir de los años oscuros de las dictaduras fratricidas de los años setenta y ochenta, el pueblo pensó en un futuro mejor; se pudo firmar la paz duradera; sin embargo, durante este tiempo fue víctima monseñor Juan Gerardi, que se atrevió a romper el silencio del terror sembrado en tantos corazones; este fue un grande bloqueo para toda la Iglesia, no lo olvidamos”, lamenta la nota que habla de presidentes que “aniquilaron las aspiraciones de paz”, que “han prestado oídos sordos, han desconocido o reprimido los gritos de justicia que brotan con gran dignidad del corazón del pueblo”.
Educación y salud: las faltas
La vida religiosa de Guatemala, en su mensaje, da la cara para decir que no dejará de pedir al Señor de la vida permanecer fieles al “proyecto del Reino de Dios, de estar juntos a los lamentos de los más humildes y descartados”. Pero al mismo tiempo, cuestiona la falta de ofertas educativas y de salud en el área rural y en las ciudades, el grito estridente de los enfermos de la Covid-19 y de otras enfermedades que no encuentran sitio ni en la salud pública ni en la privada.
“El pueblo de Guatemala reclama justicia y equidad en las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales; pero la equidad, como dice el Papa Francisco, no se mide por la eficacia del beneficio individual, ni de los sectores de la gran banca o el poder económico, sino por la fortaleza del mejoramiento de relaciones humanas más fraternas esto es equidad, sin ella, no se puede hablar de justicia, ni de libertad, ni del bien común, ni de la supremacía de la ley constitucional”, reconocen los religiosos al reivindicar a ese gran “pueblo de Guatemala que camina por veredas de tierra y lodo”.
En la ola de reclamos y de Covid-19
El manifiesto de la vida consagrada de Guatemala no se exime de una realidad que se combate hoy entre la “desgracia” de la pandemia de Covid-19 y la ola de reclamos populares llenos de dignidad por más justicia y equidad. De allí el llamado todos los fieles católicos, evangélicos y de otras denominaciones religiosas, a compartir la fe en un Dios de Vida, misericordioso para que ayude a discernir los “caminos inéditos que han de venir para Guatemala”.
“Toda crisis puede ser un parto doloroso, pero estamos seguros de que Dios quiere hacer nuevas todas las cosas, y el pueblo anhela cambios desde su raíz, en el ámbito ejecutivo, legislativo y judicial. Animamos al pueblo a seguir en la lucha, es la hora de los cambios”, enfatiza la declaración.
Una Guatemala distinta
Los religiosos de Guatemala también agradecen al Papa Francisco, las palabras dirigidas a los participantes en el Congreso virtual de la Vida Religiosa en América latina, organizado por la CLAR, cuando hizo un llamado a vivir la misión profética en medio del Santo Pueblo Fiel de Dios, y al pedir que los consagrados vivan los acontecimientos de la vida de los pueblos con alegría, y que a pesar de las dificultades, no falte el humor para sembrar esperanza en la misión.
“Siempre que hacemos oración, pedimos por la paz del mundo, y recurrimos constantemente al mensaje de Jesús, que en su Evangelio nos muestra el camino que debemos seguir. Sin Jesús, no podemos hacer nada”, concluye.
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