Patton: El Líbano está postrado, pero no pierde la esperanza
Francesca Sabatinelli – Vatican News
La escasez de combustible dicta ahora las reglas de la crisis en el Líbano, que lleva semanas sumido en un apagón general, con los sistemas de salud y de agua colapsados y, en las últimas horas, con enfrentamientos entre chiitas y sunitas, como ocurrió en algunas aldeas del sur, también por la falta de gasolina y gasóleo.
Este es sólo el último capítulo de la tragedia de este país devastado, sumido en un estancamiento político que impide las necesarias reformas económicas. El rápido e inexorable declive culminó el 4 de agosto de 2020, con la catastrófica explosión en el puerto de Beirut, que desfiguró totalmente la ciudad. Una tragedia que siguió a la crisis económica, iniciada en 2019, y a la pandemia de coronavirus, en marzo de 2020. La última devastación fue la explosión de un camión de combustible en el norte el 14 de agosto, que causó la muerte de unas 30 personas.
La desesperación del pueblo y el aliento del Papa
La gente no tiene nada que comer, las estanterías de los supermercados están completamente vacías, el coste de los productos de primera necesidad se ha quintuplicado y más del 70% de las familias están por debajo del umbral de la pobreza. La última alarma, lanzada hace unos días por Save the Children, se refiere a los más pequeños: la cantidad de alimentos en la mesa de los niños en el Líbano disminuye día tras día, informa la organización. Y explica cómo la ración de pan para un mes supone para las familias casi la mitad del salario mínimo mensual y destaca que:
La desesperación es grande, la esperanza se pone a prueba con dureza, pero resiste, como atestigua la comunidad franciscana del país que, cada día, se enfrenta a la tragedia pero que, en las últimas semanas, ha encontrado consuelo primero, el pasado 1 de julio, en la Jornada de oración y reflexión por el Líbano convocada por el Papa Francisco, y después en la visita del Custodio de Tierra Santa, el padre Francisco Patton que, tras un parón impuesto también por la pandemia, volvió en las últimas semanas, después de tres años, a ese país, como a la vecina Siria. Su visita fue, sobre todo, un signo de cercanía y solidaridad con los hermanos y el pueblo.
La falta de combustible, una sentencia de muerte
En la entrevista, el padre Francesco Patton dice a Vatican News refiriéndose al resultado de su viaje:
Además, el padre Francisco Patton comenta que “la falta de combustible para los generadores eléctricos en varios hospitales está marcando la sentencia de muerte de los que se ven obligados a someterse a diálisis o los que están conectados a respiradores”.
Compromiso de la Iglesia local
En esta situación, los cristianos intentan cada vez más salir del país, y la Iglesia se ve obligada a reconfortar, animar y estimular a todo el mundo, incluido el mundo político, explica el padre Francisco Patton, para que "se encuentren acuerdos para el bien común, y se supere la lógica del conflicto y los intereses partidistas". Agrega que sobre todo la Iglesia debe alimentar la esperanza de los cristianos, pues de lo contrario "abandonarán el país, empobreciendo aún más el entramado social libanés". Afirma, por otra parte, que:
Durante su visita, el Custodio recorrió el país de norte a sur, desde Tiro hasta Trípoli, deteniéndose, por supuesto, en la capital, Beirut, y comprobando cómo, desde el inicio de la crisis, los franciscanos han llevado a cabo una gran labor a nivel de diálogo, tanto entre las distintas comunidades católicas, maronitas, melquitas y latinas, como con el componente musulmán, chiitas en el sur y sunitas en el norte, sin descuidar nunca el servicio pastoral, fundamental para el consuelo del pueblo.
El Custodio también invitó a los frailes del Líbano, así como de Siria, "a tratar de encontrar soluciones locales y a animar a las personas, incluso con micro proyectos de ayuda para instalar, por ejemplo, paneles solares, para que las familias puedan tener un mínimo de autonomía en términos de energía".
La paradoja libanesa queda sellada por las escasas, pero tajantes palabras del padre Patton, cuando relata la llegada de medicamentos desde Siria para tratar a un anciano monje en el Líbano, porque ahora mismo, al otro lado de esos 390 kilómetros de frontera, la situación ha dado un verdadero vuelco, ya que Siria, según el Custodio, vive una situación algo más estable, hasta el punto de poder recorrer por primera vez "la importante carretera que une Homs con Alepo, pasando por Hama".
Siria también está asfixiada por la pobreza, así como por la escasez de energía, pero en comparación con el Líbano, la situación ha "mejorado ligeramente, aunque la inflación sigue existiendo, aunque en menor medida que en el Líbano.
Aunque dos tercios de los cristianos sirios ya han huido, añade el padre Patton, está empezando a surgir alguna esperanza. El Custodio de Tierra Santa concluye que la economía podría volver a ponerse en marcha "eliminando las sanciones que pesan sobre el pueblo".
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