Amplio apoyo humanitario de ACNUR a Cáritas Chile ante crisis migratoria
Ciudad del Vaticano
Fortalecer las capacidades de los equipos de la Caritas locales y sus respuestas ante la crisis humanitaria que experimenta el norte del país con la llegada masiva de migrantes venezolanos, es el objetivo de la extensión del convenio de ayuda firmado entre la Vicaría Pastoral Social Caritas de Santiago y ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). El acuerdo permitirá ampliar la respuesta humanitaria que los equipos de Cáritas en Santiago, Iquique, Antofagasta, Copiapó y La Serena están desarrollando frente a la grave crisis migratoria.
Actualmente, las Cáritas del norte del país cuentan con albergues de emergencia y otros servicios, que se verán beneficiados con el proyecto. Además de operar con la plataforma administrativa de la Vicaría Pastoral Social de la capital, recibirán el apoyo de Caritas Chile con un trabajo humanitario en el terreno y la articulación de esta iniciativa con otros proyectos de la red de Cáritas.
El director de la Caritas nacional, Lorenzo Figueroa, expresó su reconocimiento a esta iniciativa: "Agradecemos el valioso aporte de la Vicaría Pastoral Social Caritas de Santiago y ACNUR al trabajo que vienen desarrollando los equipos del norte al servicio de los migrantes, en el contexto de la grave crisis humanitaria que enfrentamos y que afecta también a las comunidades de acogida”, señala una nota de prensa publicada por la institución católica.
Los principales servicios y prestaciones que contempla el convenio entre ACNUR y la Iglesia católica chilena comprende: alojamiento de emergencia y subsidio de arriendo, seguridad alimentaria, abrigo, kits sanitarios, movilización para la reunificación familiar, orientación jurídica y acogida psicoespiritual.
Actualmente, residen más de medio millón de venezolanos, que desde 2018, se ha colocado como la primera comunidad extranjera en el país. Sin embargo, el flujo de venezolanos que continúan atravesando las fronteras, en su mayoría clandestinos, no se detiene, a pesar de las repatriaciones y normativas cada vez más limitantes impuestas por el actual gobierno y algunas manifestaciones de rechazo por parte de las comunidades de acogida ante esta nueva ola migratoria.
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