Francia, Informe sobre abusos. Monseñor Scicluna: pasar del luto a la acción
Fabio Colagrande - Ciudad del Vaticano
"Es necesario pasar del luto a una renovada determinación y convicción de actuar". Así comenta Monseñor Charles J. Scicluna, Arzobispo de Malta y Secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, las dramáticas cifras del Informe sobre los abusos sexuales en la Iglesia de Francia, que acaba de publicar la Comisión independiente nombrada por los Obispos franceses. Monseñor Scicluna, ex promotor de justicia del Vaticano y experto en investigaciones canónicas sobre abusos cometidos por clérigos, fue miembro del Comité Organizador de la Cumbre sobre la Protección de Menores celebrada en el Vaticano en febrero de 2019.
"Ante las cifras de este Informe -explicó a Vatican News-, debemos comprender que las víctimas son una parte de nosotros mismos. Para ello, debemos actuar de forma más decidida y positiva". Según Monseñor Scicluna, la Iglesia ya ha dado los pasos legislativos necesarios. Lo que se necesita hoy en día es un compromiso renovado con la formación de los futuros sacerdotes y la capacidad de reaccionar con claridad y determinación cuando se enfrentan a una acusación de abuso. En cuanto a las recomendaciones del informe, el Arzobispo está de acuerdo en que hay que reflexionar más sobre los derechos de las víctimas en los procesos canónicos.
Monseñor Scicluna, ¿qué opina del Informe de la Comisión Independiente sobre Abusos Sexuales en la Iglesia en Francia, que acaba de publicarse?
R.- Comparto el sentimiento del Papa Francisco, que ha expresado su dolor y cercanía a las víctimas, porque el primer pensamiento debe ir a las muchas víctimas de esta gran tragedia que marca a una generación. Pero, como nos recordó el Papa, lo ocurrido debe ser también una oportunidad para que nos detengamos y digamos con convicción que debemos hacer más. Debemos reconocer que la Iglesia ha hecho grandes progresos en los últimos años. Pero, como tuve la oportunidad de escribir en un libro publicado en Francia sobre este triste fenómeno de los abusos sexuales a menores cometidos por clérigos, debemos llevar a cabo una especie de proceso de duelo. Todo duelo tiene sus fases. En este caso, la primera fase es cuando estamos paralizados y no podemos ni siquiera digerir esta triste y dramática realidad. Pero entonces, debemos pasar del luto a una renovada determinación y convicción de actuar. Se sigue así la línea trazada por el Papa Francisco que ya en su Carta al Pueblo de Dios de agosto de 2018 había recordado que "cuando uno de nosotros sufre, sufrimos todos". En esa cita de San Pablo, que el Papa dirige a todos nosotros, está la teología de la solidaridad y nuestra respuesta. Debemos entender que las víctimas -que han sufrido abusos, humillaciones y también el trauma de la cobertura institucional- son parte de nosotros. Para ello, debemos actuar de forma más decidida y positiva.
El Informe francés menciona al menos 216.000 víctimas de abusos entre 1950 y 2020 y unos 3.000 sacerdotes y religiosos implicados en delitos de pederastia. ¿Son sorprendentes estas cifras según su experiencia?
R.- Evidentemente, somos los únicos -y en mi opinión hacemos bien- en proporcionar esta información y realizar estos estudios. También me gustaría ver otros estudios, otros informes, en los que se tratara la realidad del entorno educativo, del entorno cultural. Son cifras que ciertamente nos toman por sorpresa porque, como dice el Papa, incluso un solo caso de abuso es un caso de más para nosotros. El experto que ha coordinado esta loable iniciativa de la Iglesia francesa ha señalado que estas cifras suponen alrededor del 3% de todos los casos de abusos ocurridos en Francia en las últimas décadas. Esto significa que hay un 97% de casos que siguen sin investigarse, sin salir a la luz. Esperemos que este informe, aunque indudablemente triste, sea el comienzo de una mayor concienciación en toda la sociedad de que hay que poner fin a este fenómeno desenfrenado.
¿Qué más se puede hacer dentro de la Iglesia, en su opinión?
R.- Si me preguntaran si hay que hacer nuevas leyes, diría que no. No más documentos, no más sermones, debemos pasar a la acción. En primer lugar, necesitamos un nuevo compromiso con la formación de la comunidad. Así que la formación de las familias, de los jóvenes, pero también de los futuros sacerdotes y de los propios sacerdotes. Debemos tener toda la información necesaria para poder identificar situaciones peligrosas, para identificar a las personas que pueden abusar de alguien. Repito, en este campo la formación es esencial. Luego necesitamos la determinación de reaccionar con claridad ante una denuncia de abuso. Debemos estar convencidos de que nunca debemos encubrir una denuncia presentada de buena fe, sino hacer un seguimiento de la misma, porque ahora disponemos de los instrumentos legislativos adecuados. También tenemos una nueva ley, deseada por el Papa Francisco, sobre la responsabilidad de nosotros los pastores de la Iglesia y me refiero a “Como una madre amorosa”, su Motu Proprio de 2016. Luego está también el Motu Proprio Vos estis lux mundi de 2019 que no sólo nos enseña la necesidad de pensar en la víctima, de ofrecerle nuestro apoyo, sino que estigmatiza cualquier intento de encubrir los abusos y eso es cualquier intento de parresia. Me parece claro, por tanto, que las leyes están ahí y son buenas, sólo que falta la recepción de esas normas. Tenemos que asimilar estos valores y ponerlos en práctica.
Al comentar el Informe, el Presidente de la comisión, Jean-Marc Sauvé, dijo que esperaba que, a partir de ahora, la práctica canónica en los casos de abusos hiciera posible la celebración de juicios más justos y que las víctimas fueran informadas del desarrollo de los mismos. ¿Cuál es su opinión al respecto?
R.- Se trata de un cambio que yo mismo sugerí en un artículo publicado en la revista "Periodica de Re Canonica" de la Pontificia Universidad Gregoriana. También he recibido recientemente una invitación para participar en un seminario organizado por la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, dedicado precisamente a los derechos de las víctimas en los juicios canónicos, a un estudio comparativo para entender exactamente cómo se actúa en otras jurisdicciones civiles y poder sugerir prácticas útiles en el derecho canónico. Ya en la ley Vos estis lux mundi del Papa Francisco se establece que, una vez iniciada una investigación contra un miembro del clero acusado de abusos, la persona que la lleve a cabo deberá notificar al representante de la víctima el final y también el resultado de la propia investigación. Así que ya tenemos una pequeña señal de apertura hacia un diálogo más institucional, digamos más estructural, con las víctimas.
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