Iglesia en Brasil: Luchar por el buen vivir de los pueblos
Desde la 6ª Semana Social Brasileña se “reafirma lo que el Papa Francisco nos dijo en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares: ‘Ustedes saben que están llamados a participar en los grandes procesos de cambio (…). El futuro de la humanidad está, en gran medida, en sus manos, en su capacidad de organizarse y promover alternativas creativas’”.
Participar en los grandes procesos de cambio
Las semanas sociales brasileñas son eventos que forman parte de la vida de la Iglesia brasileña desde hace 30 años, en busca del diálogo de los pueblos. Como recoge la carta, se quiere hacer realidad “nuestro compromiso de luchar por la dignidad, la justicia socioambiental y una ‘economía con alma’”. Por eso reafirman:
Combatir un escenario de muerte
Con vistas a combatir un escenario de muerte, algo que se hace presente en “el gravísimo cuadro económico, social, ambiental y político”, se reafirma “la urgencia de construir un proyecto internacionalista de solidaridad, irrigando el Buen Vivir de los pueblos a través del amor que cuida y potencia los proyectos de vida”.
Iniciada en el año 2020, la 6ª Semana Social Brasileña ha ido “avanzando en las articulaciones y reflexiones, y ahora la invitación es a avanzar en el Levantamiento Popular que ponga nuestros oídos y corazones en escuchar y sentir los gritos del pueblo que siente hambre y de los que no tienen tierra, techo y trabajo”.
Pasos a seguir
A partir de ahí hacen varios pedidos: organizar encuentros “para la vida por tierra, techo y trabajo, con soberanía, democracia y otra economía”; promover la “reducción de la jornada laboral y una renta básica universal. Apoyar y fortalecer a los colectivos organizados en procesos de autogestión y economía popular solidaria, a través de redes de cooperación y comercialización de iniciativas locales de generación de ingresos”.
Igualmente se posicionan contra la especulación inmobiliaria y la explotación financiera del agronegocio, productores de hambre para el pueblo, de violencia en el campo y de conflictos urbanos. Por eso promueven la agroecología, y se posicionan a favor de la demarcación de las tierras indígenas y quilombolas, reforma agraria popular, lucha contra el acaparamiento de tierras, protección de las comunidades y líderes amenazados y movilización contra los desalojos, autoorganización de las mujeres, de los jóvenes, de las periferias, acciones para salvar manantiales y ríos, contra la privatización del agua, contra el encarcelamiento masivo, lucha sindical, derechos de los discapacitados y ancianos. Por último, insisten en que:
Para ello, dicen estar “esparciendo semillas de transformación, de ternura y valentía”.
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