Perú. Arzobispo de Lima: Salir de uno mismo y compartir con los demás
Ciudad del Vaticano
«Es difícil que una persona ambiciosa que solamente se mira a sí misma, entre en el Reino, pero es posible entrar al Reino si es que nos dejamos llevar por la gracia de Dios que tiene la capacidad de que abramos los brazos, el corazón y nuestras manos para ayudar al otro», lo dijo Monseñor Carlos Castillo, Arzobispo de Lima y Primado del Perú, en su homilía en la Santa Misa celebrada este domingo, en la Catedral de Lima, Perú.
El Señor camina al lado de la humanidad
Este XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, Monseñor Carlos Castillo explicó que el Señor nos llama a seguir su camino de entrega generosa y gratuita en la Cruz, dejando nuestras mezquindades, tacañerías y egoísmos, dejando nuestra mentalidad de rico para salir en misión al servicio de los demás. Por ello, comentando el Evangelio de Marcos (10,17-30), que narra el diálogo entre Jesús y el hombre rico que buscaba alcanzar la vida eterna, el Arzobispo de Lima indicó que, el Señor ha querido caminar con la humanidad para acompañarla, educarla con paciencia y entregarnos una sabiduría que permita cambiar las situaciones para realizar el Reino de Dios en esta tierra: “ésa es nuestra misión, nuestra tarea, pero no es algo que dependa solo de nosotros, sino de cuánto Dios nos ilumine”.
Todo lo que tenemos viene de un don
«¿Cuánto de nuestra vida quiere depender de nosotros mismos y cuánto estamos dispuestos a que dependa realmente de Dios? ¿Cuánto es posible que, en cada uno de nosotros, podamos re-cuestionar todo el fundamento de una vida basada en el esfuerzo, pero que no es la última palabra de todo? Y, por lo tanto, ¿Cuánto estamos dispuestos los que tenemos y los que no tenemos a cambiar nuestra mentalidad? Los que tenemos porque teniendo, lo acumulamos, lo concentramos en nosotros mismos y nos enriquecemos. Y los que no tenemos porque actuamos con mentalidad de rico y aspiramos a lo mismo: a tener y poseer, de tal manera que es un enfrentamiento permanente de todos contra todos por poseer, cuando en realidad todo lo que tenemos viene de un don que se comparte, un regalo».
El Señor introduce la categoría del otro, la perspectiva del pobre
La respuesta de Jesús al hombre rico es la propuesta de un camino de servicio y gran desprendimiento: dejar todo y compartirlo con los pobres. Al decir estas palabras, explica Monseñor Castillo, el Señor introduce en la vida de este hombre la categoría del otro, es decir, la percepción, la perspectiva del pobre. Por lo tanto, seguir el camino de Jesús es salir en misión para centrar nuestra vida en el corazón de los que más sufren: «Jesús lo invita al camino de seguirlo, pero que es seguirlo en el camino de su Cruz, de su entrega generosa, de su no mirarse a sí mismo, sino mirar el bien de los demás».
El Señor nos llama a salir de uno mismo
«Tenemos un país en donde hay abundancia permanente de pobres por siglos y seguimos teniendo mentalidad de rico, y eso es una cosa grave, no pensar que existen otros más allá de nosotros. Lo digo – afirma el Arzobispo – porque en los últimos meses hemos visto todo este clamor por un cambio en el país, y simultáneamente, hemos visto cómo la ciudad de Lima está concentrada más en una especie de distancia del país, pero no solamente esa distancia es de los sectores más ricos de Lima, también de los sectores pobres, porque cuando se tiene algo ya no se quiere dejar, y entonces pensamos que es mejor que otros no vengan porque nos hacen competencia». Toda esta mentalidad egoísta y posesiva nos lleva a un problema muy grande: no da felicidad a todos, no da vida eterna, no da amor y alegría. Por eso, una experiencia profunda como la de Jesús, nos llama a la solidaridad antes de seguir al Señor. Esta capacidad de salir de uno mismo y de no ambicionar, sino de tener una visión más amplia.
Acompañamos a Dios en procesión diaria con el hermano
El Primado de la Iglesia peruana afirmó que, pese a no haber procesiones en este mes morado por la Pandemia, nosotros podemos acompañar a Dios en procesión diaria con el hermano que viene a nosotros: «también acompañemos a los hijos, a los amigos, al barrio, al país, a los problemas que tenemos, y aprendamos a salir de nosotros mismos. No hay mejor manera de salir del egoísmo que uniendo y acogiendo en nosotros el don gratuito del Señor que viene en nuestra ayuda, el que nos ha creado y es nuestro Padre».
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