Plenaria de obispos mexicanos: Caminar juntos en un clima social y político polarizado
Alina Tufani - Vatican News
Priorizando la salud de los asistentes debido a la actual pandemia de COVID-19, la CXI Asamblea Plenaria de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), inició, ayer, con un quorum limitado a los 127 obispos con derecho a voto, siendo este encuentro electivo para los principales cargos de la institución. También en presencia, participan los obispos de la presidencia, el Nuncio Apostólico, los 8 secretarios ejecutivos de las comisiones episcopales y el equipo base de vicarios episcopales de pastoral.
Además de la elección de los cargos de la estructura funcional, estarán en el tapete temas como la evaluación de las “emergencias pastorales” del trienio 2018 – 2021 y las prioridades del próximo trienio 2021 – 2024; las perspectivas ante I Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe, a celebrarse en México del 21 al 28 de noviembre; los preparativos del Encuentro Eclesial de México, a celebrarse en abril del 2022; y el camino del Sínodo de los Obispos, inaugurado recientemente por el Papa Francisco.
Nuncio apostólico: Vivir la Iglesia en sinodalidad
El llamado del Papa a avanzar en el camino sinodal fue el tema central del discurso del Nuncio Apostólico en México, el arzobispo Franco Coppola. Un llamado, dijo, que “nos pide conversión del corazón y de nuestra manera ordinaria de vivir en la Iglesia”. Al hacer una breve síntesis de los puntos salientes del Documento Preparatorio del Sínodo, monseñor Coppola se refirió al significado de la sinodalidad, al contexto de cambios “epocales” que viven las sociedades contemporáneas, incluso con la pandemia, a la falta de fe y corrupción en la Iglesia, en particular, el drama de los abusos sexuales, el clericalismo y la secularización. “Estas situaciones – afirmó - tienen un profundo impacto en el significado de la expresión “caminar juntos” y en las posibilidades concretas de ponerla en acto.
En este contexto, el Nuncio subrayó que la sinodalidad representa el camino principal para la Iglesia, llamada a renovarse bajo la acción del Espíritu y gracias a la escucha de la Palabra: “Hermanos, nos ha sido confiado un pueblo con muchos talentos... ¡hoy la Iglesia nos invita a intercambiarlos para que se multipliquen y lleguen a todos!
Pandemia: una contingencia todavía latente
“El impacto de la pandemia ha sido tan fuerte que quizá, como los discípulos de Emaús, puso algo en nuestros ojos que nos ha impedido, en ocasiones, reconocer a Jesús en todos los afectados por las diferentes crisis que se acentuaron en estos recientes dos años”. Así abrió su discurso, monseñor Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM, no sin lamentar el fallecimiento de numerosos obispos, sacerdotes, consagrados y agentes de pastoral a causa del COVID-19.
El presidente de la CEM, hizo un repaso por los retos que deberá afrontar la Iglesia mexicana en el contexto de una pandemia aún galopante en el país, una sociedad cada vez más polarizada y un compromiso eclesial que llama "caminar juntos y en salida".
La gravedad de la contingencia causada por la pandemia que ha afectado gravemente las áreas de la sanidad y la economía, además de intensificar la inseguridad y la violencia, que son ya un “flagelo” para el pueblo mexicano, fueron destacadas por el arzobispo de Monterrey. No obstante, reconoció que a pesar de este drama como Iglesia se ha continuado en todas las diócesis la catequesis a través de medios virtuales, se ha llegado a miles de hogares con eucaristías transmitidas por las diferentes redes sociales y, especialmente, la pastoral social ha buscado aliviar, aunque sea un poco, el sufrimiento de los más pobres y de los migrantes.
Emergencias: migrantes, jóvenes y sacerdotes
El compromiso de recibir con caridad y acompañar a los migrantes es más imperioso que nunca ante “las oleadas de migración” que han llegado a México en los últimos meses.
“Estamos ante un problema que compete no sólo a los obispos de las diócesis fronterizas, sino a todos nosotros, y necesitamos trabajar no sólo con quienes llegan a nuestro país, sino con quienes se niegan a recibirlos, a darles trabajo. Rechazar a un migrante, tenemos que gritarlo, es rechazar a Jesús”, exclamó monseñor Cabrera.
También los jóvenes deben ser considerados una “emergencia” para la Iglesia mexicana, especialmente los más vulnerables, víctimas de la violencia, narcotráfico, prostitución, trata de personas. “Pese a los grandes esfuerzos que ha hecho nuestra pastoral juvenil, en especial con el impulso del Sínodo de los jóvenes del 2018, muchos de ellos nos sienten lejanos” – lamenta el presidente de la conferencia episcopal: “Necesitamos acercarnos más y hablarles en su lenguaje”.
En cuento a los sacerdotes, el arzobispo de Monterrey se refirió a la necesidad de implementar experiencias de acompañamiento y formación permanente para los presbíteros, que propicien la vivencia de un encuentro con Jesucristo vivo: “Que no nos vean como los policías que los estamos vigilando ni como los jueces que los queremos condenar, sino como los padres que los quieren escuchar y como hermanos que los acompañan en su vida y ministerio”.
Retos eclesiales inmediatos
El Encuentro Eclesial de México, la Asamblea Eclesial de América Latina, y el Sínodo sobre la Iglesia Sinodal, que permitirán vivir “la globalidad” de la Iglesia, “pensando globalmente y actuando localmente” son los retos mencionados por el presidente del episcopado al final de su discurso, en el que también aseguro la adhesión al Papa de toda la Iglesia del continente al incorporarse al proceso sinodal.
“Estamos llamados a hacerlo en medio de un clima social y político cada vez más polarizado, en el que, con respeto y sin protagonismos innecesarios, vamos a testimoniar la presencia de Jesús muerto y resucitado entre nosotros. Que, como a los discípulos de Emaús, el Señor nos abra los ojos para reconocerlo en las vicisitudes propias de la vida”, concluyó el arzobispo de Monterrey.
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