Mauricio López: “Asamblea Eclesial, un proceso que todavía no termina”
Ciudad del Vaticano
“Una navegación que no se detiene, que avanza, que continúa, que, en medio de aguas muy movidas, porque estamos viviendo tiempos de cambio, produce verdaderos avances, produce posibilidades inéditas, y, sobre todo, habilita para que muchos y muchas que han estado permanentemente excluidos o no escuchados, tengan cabida, tengan espacio para participar de una manera más real, más genuina en los procesos de transformación de la Iglesia”. Así define Mauricio López su experiencia personal en la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe.
El coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), parte de la premisa de que es algo “que todavía no termina”. Mirar hacia atrás también es importante, reconoce, pues ayuda a ver el avance en la participación de grupos excluidos y temas ignorados en experiencias anteriores. Son innegables e indudables los cambios estructurales con respecto a Aparecida, dijo López quien afirmó, sigue “viviendo esto como parte de un gran Kairós”, que se vislumbra en la escucha transformadora, con una participación amplísima.
Una metodología de discernimiento
La Asamblea ha asegurado, afirma el coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam, “una metodología de discernimiento, que dé cauce a la escucha”. No olvidemos que la metodología del discernimiento implica ir optando, perfilando, encontrando los puntos de mayor fuerza y consenso, algo inédito afirma López, para quien todo eso “permitió tener unos compromisos concretos”, fruto del trabajo de los grupos de discernimiento que han ido perfilando el proyecto pastoral de la Iglesia en América Latina y el Caribe.
Al hablar sobre los temas más complejos y priorizados en los 41 desafíos de esta Asamblea y en las 12 urgencias, Mauricio López recuerda que es algo que vino de la escucha a cerca de 70 mil personas, a través de las escuchas directas y de los foros temáticos, que no podemos olvidar que podían ser planteados por cualquier persona. Así fueron apareciendo temas difíciles y complicados, que algunos miembros de la propia Iglesia rechazan o no quieren ver, afirma el coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam.
Un camino sinodal contínuo
Mauricio López no duda en afirmar que estamos ante un proceso que continua, “siempre hemos hablado de un camino, no de eventos”. La Asamblea ha sido una fase y los encuentros post asamblea a nivel regional y en cada país, espera que sea oportunidad para que “cada una de las instancias participantes pueda procesar, seguir discerniendo, adaptar, identificar cuales son aquellas llamadas prioritarias que necesitan ser respondidas, de manera más urgente, en sus realidades particulares”, una fase que define como importantísima.
Para ello el Celam va a implementar un Seminario permanente sobre “Identidad y Misión Pastoral”, junto con la CLAR y Cáritas América Latina y el Caribe, a partir de los resultados de la Asamblea, en el marco de la renovación, donde ya existen “áreas pastorales prioritarias que responden a muchos de los desafíos que aparecieron en la Asamblea”. En ese punto señala la creación de plataformas nuevas que respondan a desafíos esenciales.
Lo mismo con la preparación de la fase continental del Sínodo sobre Sinodalidad, que “nos confirma en la necesidad de seguir avanzando, profundizando en todos estos temas para procesarlos como el aporte que hará la región latinoamericana en esta nueva experiencia de la Iglesia universal”.
La sinodalidad no es una moda pasajera
“La sinodalidad es inherente a la identidad de la Iglesia, no puede, ni debe ser una moda pasajera”, resalta el coordinador del Centro de Redes y Acción Pastoral del Celam. Según él, a pesar de “los extremos en tensión, que a veces no logran ver los procesos de fondo”. El peligro es ver la sinodalidad como una amenaza o como una moda ideológica. Por eso, ve la contribución de esta Asamblea como “absolutamente determinante para los caminos de reforma irreversible del Papa Francisco, que trayendo la vida del Concilio Vaticano II está planteando”.
Estamos ante algo que “ha generado un modo, un espacio, una estructura y un proceso, que entendemos que no tiene marcha atrás”. Por eso, ve esta Asamblea como “una contribución para este Kairós, donde las reformas se tornan irreversibles desde el Sínodo para la Amazonía”, concretado en la escucha, metodología y ampliación de representación de esta Asamblea.
Todo ello en vista del Sínodo sobre la Sinodalidad, donde según Mauricio, “nuestra contribución latinoamericana, junto con todas las otras, sin pretender ser menos o más, será imprescindible en esta reforma eclesial, a la luz de proyecto del Reino, en el proceso de evangelización, y siguiendo los signos de los tiempos, para construir un mundo de más justicia e igualdad al modo de Nuestro Señor Jesús”.
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