Líbano, Sater: ante la catástrofe humanitaria no perdemos la esperanza
Vatican News
"Es una situación desastrosa, que aún no se ha entendido del todo". El obispo Paul Abdel Sater recibe a Vatican News en su casa de Beirut. No se anda con rodeos: "La gente común es cada vez más pobre. Los medicamentos son cada vez más caros y los hospitales también son económicamente inaccesibles". Para el obispo maronita de Beirut, se trata de una catástrofe humanitaria que se desarrolla día a día y que por el momento no tiene salida. "El gobierno está paralizado por varios factores. Desde el punto de vista social, la gente está desesperada".
Sin embargo, ser pesimista no significa que todo esté perdido: "Como Iglesia, como cristianos, seguimos teniendo esperanza contra la propia esperanza. Seguimos creyendo en la bondad de los seres humanos y de los libaneses". De hecho, la cadena de solidaridad se ha organizado para ayudar e intentar superar este difícil período de la historia del país. La ayuda de las asociaciones internacionales, tanto religiosas como no religiosas, es un gran apoyo para la población y la comunidad cristiana del Líbano. Según el obispo, esta ayuda debería poder limitar el éxodo porque el Líbano debe seguir siendo un ejemplo de "pluralidad religiosa y cultural".
El Líbano es un mensaje
El Líbano debe seguir siendo un "mensaje", prosigue monseñor Sater, quien señala que, en tiempos de dificultad, la gente tiende a encerrarse en sí misma. Pero lo importante hoy en día, explica, es mantener el diálogo entre los miembros y representantes de las distintas confesiones cristianas, pero también con la comunidad musulmana. No faltan ejemplos de ayuda mutua interreligiosa e inter-confesional, entre amigos o vecinos: "Siguen ayudándose, queriéndose, apoyándose mutuamente. Porque para ellos, lo importante no es el cuadro general, sino más bien los pequeños momentos de la vida cotidiana". También es necesario el apoyo de la comunidad internacional, continúa el obispo, junto con "el fin de las intervenciones externas, para que los libaneses puedan respirar un poco, sentirse independientes y decidir cómo seguir viviendo juntos en este país".
El obispo Sater no espera una solución externa: "La solución, la verdadera solución para el pueblo libanés, debe venir del Líbano, del pueblo libanés. Todas las soluciones que nos han presentado desde fuera han resultado desastrosas para el Líbano y para el futuro del Líbano".
Una Iglesia cercana a los fieles
La prioridad de la diócesis maronita hoy en día es estar cerca de sus fieles con grandes dificultades, de los que ya no tienen capacidad económica, de los jubilados que han visto cómo sus ahorros se derriten como la nieve al sol y que no tienen otros recursos porque en el Líbano los jubilados no reciben una cantidad mensual, sino una única cantidad de dinero al final de su actividad profesional, que deben diluir diligentemente durante el resto de su vida.
La Iglesia también apoya a las instituciones educativas católicas para que ofrezcan educación a los hijos de las familias que ya no pueden pagar las tasas escolares. Lo mismo sucede con la distribución de medicamentos, cuyo precio se ha multiplicado por diez en pocos meses. Según testimonios recogidos en Beirut, se necesitan entre 4 y 5 millones de libras libanesas al mes para vivir, y el salario promedio es de 1,5 millones de libras.
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