Jesús de La Merced. Más de tres siglos de devoción en Guatemala
Por Manuel Cubías - Guatemala
“Desde que era niño, venía con mi abuelo a visitar a Jesús de la Merced. Él, mi papá y ahora yo somos ‘cucuruchos’ (cargadores de la imagen de Jesús). Es algo que llevamos dentro del corazón”, afirma Andrés, un joven de la parroquia La Merced, en la ciudad de Guatemala. Él, al igual que muchas personas, hacen fila todos los miércoles, temprano por la mañana para hacer la visita a San Judas y luego, caminan hacia el final de la nave lateral, donde está el retablo de Jesús, el ‘Patrón Jurado´.
La imagen
La escultura de Jesús de la Merced está realizada en madera, que fue el material por excelencia de la escultura barroca y en ella se enfatiza el realismo y el policromado de la obra. Con la procesión que se celebra en las calles, se revive cada año la pasión de Cristo y en ella se funden, como un solo cuerpo, todos los fieles.
Brenda Janeth Porras Godoy en su tesis doctoral: El retablo y la escultura en Guatemala, siglos XVI al XIX (2015), describe la imagen de Jesús de La Merced así: “Tiene la cabeza, manos y pies tallados. Su rostro es sereno y refleja el dolor con un leve fruncimiento de las cejas. Posee una barba partida con menudas hebras, así como un característico bigote recto que se alarga a un lado y al otro montado sobre la barba. Su anatomía tiene un carácter naturalista, se expresa en el detalle de las orejas, su boca entreabierta, las venas de las manos y del cuello”.
Walter Enrique Gutiérrez, historiador y catedrático de la Universidad de San Carlos de Guatemala subraya que desde 1721 la sociedad “reconoce a Jesús de la Merced como su patrón y su abogado (...) como su protector, como la figura de su Salvador, como la representación de quien lo libera de todos esos tormentos que aquejan el alma y ahí está y radica su valor intemporal”.
Jesús es la imagen de Dios
Las imágenes en la Iglesia siempre han tenido un sentido pedagógico, de memoria y enseñanza, de educar la fe por medio de los sentidos. “Quien me ve a mi ve al Padre” (Juan 14,9). En Jesús vemos al Padre, por eso Él se constituye en modelo y ejemplo de toda imagen que hace ver lo infinito a través de los finito.
Por eso se puede decir que las imágenes Sagradas no se reducen a su valor artístico; su principal cometido es acercar a todos los seres humanos a Dios, consolidando su fe y haciendo crecer el amor por todas las personas que nos rodean.
Una presencia siempre actual
Después de dos años de no tener procesiones, el pueblo guatemalteco podrá salir nuevamente a las calles, a las mismas que hasta hace unos meses lucieron desoladas por las restricciones de la pandemia. Nuevamente Jesús nos remite a otro espacio, a otro lugar, donde los guatemaltecos puedan encontrarse con su Señor y recibir de él la posibilidad de la conversión.
Cuentan algunos asistentes que la mayoría de las personas esperan el paso del cortejo procesional al lado derecho de la calle para observar al Señor. Es Jesús, que despojado de todo y camino hacia la crucifixión, nos mira a los ojos y nos recuerda que su vida no está en función de sí mismo, sino que es regalo de salvación para muchos.
El padre Orlando Aguilar, actual párroco de La Merced afirma: “El rostro de esta bella imagen es el que mejor refleja plásticamente el amor y misericordia de Cristo hacia cada uno de nosotros”.
Su mirada anima a la esperanza y a juntos transitar en estos tiempos difíciles para anunciar que tiempos nuevos se acercan, porque Jesús camina a nuestro lado dándonos fuerza y valor, para recordarnos que Dios Padre no nos ha dejado abandonados, sino que siempre estuvo y está a nuestro lado y nos impulsa a caminar hacia su Reino.
“En un mundo que cada vez y con mayor exigencia pide que demos razones de nuestra fe, los devotos de Jesús de La Merced ofrecen la oportunidad de dar respuesta sólida a la piedad, misericordia, caridad y esperanza. Reflejado todo esto (...) en acciones de solidaridad y empatía con los necesitados”, puntualiza el párroco de La Merced.
Orar por los que más sufren
En el retablo donde reposa la imagen de Jesús de La Merced, frente al sagrario situado en la parte inferior, están depositados un rosario y un estetoscopio como recuerdo de la preocupación de la comunidad cristiana por el personal de salud que ha trabajado intensamente durante la pandemia por la salvación de vidas humanas. “Seguimos rezando por ellos y por todos los que se nos han ido”, recitó suavemente una persona.
En Jesús de La Merced encontramos la sonrisa de Dios que acompaña al pueblo de Guatemala hacia el horizonte último, hacia su Reino.
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