Obispos dominicanos abogan por un Código penal que proteja al inocente

Alina Tufani Díaz - Vatican News

“Hay que cuidar de los que están en situaciones de mayor vulnerabilidad: los que aún viven en niveles críticos de pobreza; las mujeres en situaciones riesgo de violencia doméstica; los niños huérfanos o abandonados; el escándalo de tantas niñas y adolescentes embarazadas; la mortalidad materno-infantil…”. Son prioridades que los obispos de la Conferencia episcopal dominicana (CED) ponen en la cima de su Mensaje a la Nación, con motivo del 178 aniversario de la Independencia, que se celebra el 27 de febrero. Un retrato de la realidad nacional que tradicionalmente es precedido por la Carta Pastoral que cada año publican los obispos, el 21 de enero, Fiesta de su Patrona, Nuestra Señora de Altagracia.

Son problemas endémicos en República Dominicana, sin embargo, a pequeños pasos se va caminando, al menos económicamente, según explica a Vatican News, monseñor Freddy Bretón Martínez, arzobispo Metropolitano de Santiago de los Caballeros y presidente de la Conferencia episcopal de República Dominicana. Y aunque, a veces, el progreso “no va al paso y al ritmo que uno quisiera, el país va mejorando en la economía, hay personas que han salido de la pobreza, aunque se mantiene todavía como un tema fundamental”.

Obispos de la Conferencia episcopal dominicana.

La vacuna nos ayuda

En este segundo año de pandemia, el episcopado dominicano reitera el llamado a seguir protegiéndose, observando las medidas sanitarias y acudir a los centros de vacunación. “La vacuna nos ayuda a preservar la salud y la vida, que es un don de Dios”, dicen los obispos en su mensaje.

“Nosotros, gracias a Dios – sostiene monseñor Bretón - tenemos índices económicos bastante buenos. Parece que se ha sabido manejar la situación, pero ha habido que gastar una suma enorme de dinero, en vacunas, en atención al personal médico, en movilización, incluso del ejército, al principio, cuando el toqué de queda y el confinamiento”. Sin duda, el reconocimiento mayor va al personal de salud y de educación que han dado “un ejemplo maravilloso”.

Pero también a la ciudadanía, dice con firmeza el presidente del episcopado, porque “la pandemia ha despertado la solidaridad y es algo que debe destacarse, es una nota muy positiva en una pandemia que trae calamidad y, sin embargo, ha despertado la solidaridad”.

La cuestión política y judicial

La CED reitera su llamado a la transparencia de los líderes políticos y legisladores, pero sobre todo piden la pronta aprobación de un Código Penal en el que “se condene al malhechor y se proteja al inocente, como lo es la criatura que va en el vientre de la madre”. Y además que no se permita “vulnerar las sagradas bases de la unión familiar y desfigurar la esencia de la institución matrimonial”

Monseñor Bretón explica que se quiere un instrumento legal que prevea condenas más fuertes para delitos que actualmente no están suficientemente castigados y, al mismo tiempo, se aspira a la defensa de la vida humana y no a que se castigue, como acaba de ocurrir en Colombia y en otros países, aprobando leyes que despenalizan el aborto.

“Es una lucha que estamos llevando a favor de la vida desde la concepción, hasta la muerte natural, en eso estamos enfrascados hasta que se apruebe ese código que está pendiente", asegura el arzobispo de Santiago de los Caballeros.

Cuando el laicado actúa

Sobre la responsabilidad del laicado en la defensa, no solo de los valores cristianos de la familia y de la vida, sino de la educación y la participación activa en la política, el prelado dominicano explica que se ha tratado de “involucrar a los laicos, hacerlos participar, permitirles hacer el aporte de su propia condición del laicado dentro de la iglesia”. Precisamente, trae como ejemplo, que quien lleva “la voz cantante” para la aprobación un Código Penal que salvaguarde la vida es una mujer y laica.

“Aquí en el país – subraya monseñor Bretón - tenemos un vivo ejemplo de que el laicado puede llevar adelante causas nobles y que, a menudo, le conciernen más al laicado que a los eclesiásticos. Por supuesto, aspiramos a una mayor formación ciudadana y en valores fundamentales, especialmente, formar a los jóvenes en los valores que dieron origen a nuestra nacionalidad”.

Diálogo nacional e intergeneracional

Poniendo de relieve la necesidad de aunar fuerzas con la experiencia de los mayores y la energía de los jóvenes, en un diálogo intergeneracional y nacional los obispos enumeran los temas más urgentes de una agenda ideal: la inmigración, la corrupción, la evasión de impuestos, el sistema penitenciario, la falta educación ciudadana.

Inmigración caridad y políticas claras

En particular, sobre el tema de la inmigración, fundamentalmente provenientes del depauperado Haití, que comparte la isla con República Dominicana, los obispos recuerdan las “penurias que sufren muchos inmigrantes en nuestro país”. Al mismo tiempo, exhortan a las autoridades a seguir trabajando para lograr una política clara, con decisiones firmes y transparentes y en respeto de los derechos humanos y la dignidad de las personas.

“El Papa Francisco lo ha dicho reiteradamente, que la migración, puede ser enriquecimiento, mejoramiento de la situación, manos y mentes que llegan para aportar, pero tiene que ser con un debido control.  En el caso nuestro, compartimos una sola isla, con una frontera muy indefinida. No se ha encontrado todavía el modo perfecto para controlar la inmigración, es decir, que el Estado de paso a los que debe y que no desestabilice la situación del país. Pero como le digo la conciencia va creciendo”, concluyó monseñor Bretón.