El Corazón Inmaculado de María triunfará
Sergio Centofanti
"Mi Corazón Inmaculado triunfará": estas fueron las palabras de la Virgen a los niños pastores de Fátima hace más de 100 años. Palabras que dan esperanza en medio del fragor de las guerras. El 25 de marzo el Papa Francisco consagrará a Rusia y Ucrania al Inmaculado Corazón de María. Ayer rezó intensamente por la paz: "Señor Jesús, que moriste en los brazos de su madre en un búnker de Kharkiv, ten piedad de nosotros... ¡Detén la mano de Caín!” La mansedumbre de la oración vence la arrogancia del mal.
Pero aún hoy hay tantas guerras en el mundo, a menudo olvidadas: en Siria, en Yemen, en Etiopía... En Ucrania, el ejército ruso sigue bombardeando a civiles, a refugiados, a simples personas en la cola para comprar el pan, golpea y arrasa casas, hospitales, iglesias. Una mujer embarazada murió con su bebé en el bombardeo del hospital pediátrico de Mariupol. Las guerras causan sufrimiento y devastación en todas partes.
Muchos rezan por la paz. En medio de las guerras, la oración no es inútil. Nunca sabremos cuánto bien puede hacer en el mundo una simple, pequeña y silenciosa oración. Es una fuerza de amor, el poder del Espíritu que sopla por todas partes y transforma y convierte. Todo es posible para Dios, solo hace falta una grieta en el corazón que se abra y cambie las manos asesinas. La oración no cambia a Dios a fuerza de palabras, la oración cambia los corazones y los convierte a Dios para que finalmente acojan sus dones. El don de Dios es el Espíritu que sana al mundo del odio con el amor.
El Papa Francisco se pregunta: ¿cómo llevamos la guerra a la oración? La oración se deja transformar en acción, en caridad, en fe operante. La oración, en su debilidad, puede parecer un fracaso. Incluso Dios parece fallar en Jesús en la cruz: en cambio, allí mismo venció el odio, el mal, la muerte, y comenzó una nueva historia, una nueva creación.
El mensaje de Fátima no pretende satisfacer las curiosidades apocalípticas sobre el fin del mundo, sino que lanza una sentida llamada a la conversión para que la humanidad se salve del egoísmo que destruye. En estos momentos difíciles nos acompañan las palabras consoladoras de María: "Mi Corazón inmaculado triunfará". En el año 2000, el entonces cardenal Joseph Ratzinger, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, explicó el significado de estas palabras de esta manera:
«"Mi Corazón Inmaculado triunfará". ¿Qué significa esto? El Corazón abierto a Dios, purificado por la contemplación de Dios es más fuerte que las armas de fuego y de todo tipo. El fiat de María, la palabra de su corazón, cambió la historia del mundo, porque introdujo al Salvador en este mundo, porque gracias a este "Sí" Dios pudo hacerse hombre en nuestro espacio y sigue siéndolo ahora para siempre. El maligno tiene poder en este mundo, lo vemos y lo experimentamos una y otra vez; tiene poder porque nuestra libertad se deja apartar continuamente de Dios. Pero desde que Dios mismo tiene un corazón humano y ha convertido así la libertad del hombre hacia el bien, hacia Dios, la libertad para el mal ya no tiene la última palabra. Desde entonces es válida la palabra: "Tendréis tribulación en el mundo, pero tened confianza; yo he vencido al mundo» (Jn 16,33). El mensaje de Fátima nos invita a confiar en esta promesa.
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